Tal día como hoy en 1108 Alfonso VI es derrotado en la batalla de Uclés
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Tal día como hoy en 1108 Alfonso VI es derrotado en la batalla de Uclés

A la toma de Uclés siguieron la pérdida de Ocaña, Amasatrigo, Huete y Cuenca, lo que facilitó al emir Alí hacerse con Zaragoza
Ucles
Imagen actual de Uclés. Foto: Wikipedia Commons
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Tal día como hoy, 30 de mayo pero de 1108, las tropas de Alfonso VI de León son derrotadas en la batalla de Uclés (Cuenca) por los almorávides de Granada, Valencia y Murcia, dirigidos por Yusuf ibn Tasufin.

Uclés era un punto estratégico celtíbero, posteriormente romanizado, del que se conserva alguna inscripción latina. Aquí, en el 775, se sublevó al-Fath b. Musa B. Du-l-Nun contra Abd al-Rahman I y levantó diversos edificios, como termas y mezquita. Posteriormente, los príncipes de Uclés se proclamarían reyes de Toledo.

El jefe almorávide Alí ibn Yúsuf designó a su hermano Tamim ibn Yúsuf, gobernador de Granada, como mando supremo del ejército. Partió de Granada en la primera decena de mayo de 1108 –última del Ramadán– dirigiéndose a Jaén, donde se incorporaron las tropas de Córdoba mandadas por Muhámmad ibn Abi Ranq. Siguieron por Baeza donde, entre La Roda y Chinchilla, se unieron el conquistador de Murcia y Aledo, Abu Abd Allah Muhámmad ibn Aysa, y el de Valencia, Abdallah ibn Fátima, con el fin de que ninguna de las milicias se vieran aisladas en algún momento cuando se internaran en territorio enemigo.

El gran ejército avanzó, mal ordenado e indisciplinado, según era su costumbre y desprovistos de máquinas de guerra, abiertamente a través de la Meseta, saqueando y quemando los pequeños asentamientos cristianos que encontraban a su paso. Tras veinte o veinticinco días de marcha llegan a Uclés el miércoles 27 de mayo.

La batalla

No hay unanimidad entre los diversos cronistas sobre el desarrollo de la batalla, por lo que es difícil su reconstrucción. 

Las tropas leonesas atacaron, con su caballería pesada, a las cordobesas, que iban en vanguardia, y provocaron en ellos un gran número de bajas. Los soldados cordobeses retrocedieron en orden buscando el apoyo de la retaguardia de Tamim. Mientras tanto, las alas almorávides, formadas por los gobernadores de Murcia y Valencia, con su caballería ligera realizaron un movimiento envolvente sobre las tropas leonesas que, de pronto, se encontraron con su campamento tomado y atacadas por los cuatro costados, tal como ocurrió también en Zalaca. Era la táctica del tornafuye que tan bien conocía el Cid Campeador.

Las tropas de Alfonso VI hubieron de emplearse a fondo para lograr sacar al infante de la batalla, por lo que se retrasó la huida y aumentó el número de los que tuvieron que morir para proteger la retirada del infante. Los aliados persiguieron a los que escapaban de la batalla y los alcanzaron a causa del lento cabalgar del infante Sancho, que debía estar herido o magullado por la caída del caballo. 

A la rebelión de Belinchón y la toma de Uclés siguieron la pérdida de Ocaña, Amasatrigo, Huete y Cuenca, lo que facilitó al emir Alí, dos años después, emprender una campaña que finalizaría con la absorción de Zaragoza por el imperio almorávide.



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