Más allá de Ucrania o de la situación de tensión geopolítica que se vive en Oriente Medio, la cumbre de La Haya va a girar en torno al dinero. No es la primera vez que esto ocurre, pero en esta ocasión el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece decidido a no seguir aflojando la cartera si el resto de países miembros de la OTAN no hacen lo mismo y así lo ha hecho saber por activa y por pasiva, en su boca o en la del resto de miembros de su Gobierno: el secretario de Estado Marco Rubio, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt; el embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matthew Whitaker... Todos ellos han dejado claro que o todos los países se compromenten a aumentar significativamente la inversión, como mínio el 3,5% en gasto militar puro, o Washington se replantería sus compromisos con la Alianza.
Pedro Sánchez y Trump, a la gresca
Y a la cabeza de los presuntos quebraderos de cabeza para el secratario general de la OTAN, Mark Rutte, y para el líder estadounidense podría estar el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, que dejó claro el pasado domingo que su Ejecutivo no está dispuesto a subir la inversión en defensa más allá del 2,1% del PIB, aunque no parece claro que se lo vayan a permitir.
Tanto es así que un posible encuentro entre Trump y Sánchez (aunque no hay ningún cara a cara previsto) puede ser tenso. Hoy mismo, el presidente estadounidense ha asegurado que “España es un problema en lo que respecta al gasto en defensa”. Lo ha dicho a bordo del Air Force One mientras se dirigía precisamente a la reunión de líderes de la Alianza Atlántica. Incluso compartió un gráfico con el titular 'España amenaza con descarrilar la cumbre de la OTAN', donde reivindicó el "increíble" gasto de Washington en defensa, informó Efe.
De hecho, ambos mandatarios coincidirán esta noche en la cena protocolaria organizada por los reyes de Países Bajos que abrirá formalmente la cumbre de La Haya. Tras muchas presiones, el presidente español ha aceptado firmar la declaración que cierra mañana la reunión y que abogará por el 5% del PIB como objetivo del gasto en defensa, pero solo tras conseguir que el texto sea lo suficientemente ambiguo como para que España encuentre “flexibilidad” para decidir cómo llegar a los compromisos militares de la Alianza.
La propuesta de que los países aliados destinen hasta un 5% de su PIB a este ámbito en el horizonte de 2035 ha generado un intenso debate, reflejo de las notables diferencias internas en función de la proximidad geográfica y estratégica respecto a Rusia.
Esta ambiciosa meta fue planteada inicialmente por Donald Trump, incluso antes de su regreso oficial a la presidencia estadounidense, y condiciona la continuidad del paraguas defensivo norteamericano sobre Europa al compromiso firme de sus socios con el gasto militar, especialmente en un momento marcado por la guerra en Ucrania y el temor a una escalada del conflicto.
Aunque la tendencia al alza en el presupuesto de Defensa no es nueva y se remonta a hace una década, la presión estadounidense la ha intensificado notablemente.
Según los últimos datos publicados por la Alianza, en 2024 los países europeos miembros y Canadá aumentaron su gasto militar en un 19%. Sin embargo, Estados Unidos continuó asumiendo la mayor carga financiera, cubriendo el 62% del gasto total de la OTAN, que ascendió el pasado año a 1,3 billones de dólares.
La propuesta de alcanzar un 5% del PIB en inversión en Defensa representa un salto cualitativo respecto al objetivo establecido en 2014, cuando se acordó que cada país debía alcanzar el 2%. Un umbral que, en 2023, fue alcanzado o superado por 22 de los 32 miembros actuales, frente a los tres que lo cumplían hace solo una década.
Polonia y el Este europeo lideran el esfuerzo
Entre los aliados, Polonia es el país que más cerca está actualmente del objetivo del 5%. Este año prevé alcanzar un 4,7% de inversión, con una meta del 5% para 2026. En los últimos años ha acometido un ambicioso proceso de modernización militar, adquiriendo sistemas de armas principalmente a Estados Unidos y Corea del Sur. La urgencia está vinculada a su situación geográfica: comparte frontera directa con Bielorrusia y con el enclave ruso de Kaliningrado.
En una situación similar se encuentran los tres países bálticos —Estonia, Letonia y Lituania—, que consideran a Rusia una amenaza directa. Estas naciones, que mantienen el servicio militar obligatorio, ya superaron en 2024 el 3% del PIB en gasto en Defensa.
También Estados Unidos invirtió el año pasado un 3,2% de su PIB en esta materia. Grecia, motivada por su rivalidad estratégica con Turquía y la necesidad de proteger su espacio aéreo y marítimo en el mar Egeo, destinó un 3%.
España, en el pelotón de cola
Por el contrario, países como España se sitúan aún lejos de los niveles exigidos por Washington. El Gobierno español dedicó un 1,24% de su PIB a Defensa en 2024, aunque presentó el pasado mes de abril un plan dotado con 10.471 millones más, con el que aspiraba a llegar al 2%, la cifra fijada en la cumbre de Gales de 2014. En cualquier caso, el presidente Sánchez ha reiterado que el objetivo nacional se limita a alcanzar el 2,1%, sin ir más allá. Otros aliados con niveles bajos son Bélgica (1,29%), que también ha advertido que no llegará al 3,5% (menos aún al 5%), Canadá (1,45%) e Italia (1,5%).
Entre los grandes actores europeos, Francia alcanzó el 2,03% del PIB, Alemania llegó al 2,1% y el Reino Unido al 2,3%. Todos ellos, por tanto, ya cumplen con el objetivo vigente desde 2014. Sin embargo, en vísperas de la cumbre de La Haya, tanto Londres como Berlín han anunciado planes de expansión presupuestaria: Reino Unido aspira a alcanzar el 5% en 2035, mientras que Alemania pretende situarse en el 3,5% en 2029, un gasto sin precedentes en el país desde la Segunda Guerra Mundial.
Paralelamente, hoy mismo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha pedido en La Haya que todos los países europeos de la Alianza dediquen a ayudar militarmente a Ucrania al menos un 0,25 % de su Producto Interior Bruto (PIB) para que el país pueda contener una agresión rusa que a su juicio amenaza también al conjunto de Europa.
Percepción ciudadana del gasto en defensa
Según una reciente encuesta del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), realizada en doce países europeos —entre ellos Alemania, Francia, Polonia, Reino Unido y España—, existe actualmente un “amplio consenso” social a favor de este incremento.
“El entorno geopolítico de Europa ha dado un giro. La época en la que muchos crecieron pensando que la paz, la seguridad y la prosperidad estaban garantizadas ha quedado atrás”, afirmó Mark Leonard, director del ECFR, en una sesión informativa con medios de comunicación.
Recientemente también, durante la pasada edición de la feria española de defensa Feindef, celebrada el pasado mes de mayo, Tedae y la empresa demoscópica GAD3 realizarón una encuesta según la cual, el 37% de los ciudadanos considera que el presupuesto actual en defensa es insuficiente y el 52% estaría a favor de aumentar el gasto en defensa, mientras que cuatro de cada diez personas piensan que España invierte menos que otros países de su entorno.
El respaldo social se consolida
A pesar de la complejidad del panorama político, la opinión pública parece inclinarse hacia una postura más favorable al rearme. El sondeo del ECFR revela que, en promedio, el 50% de los ciudadanos consultados en los 12 países encuestados apoyan el aumento del gasto en Defensa. Además, un 59% estaría dispuesto a mantener la ayuda militar a Ucrania incluso en el caso de que Estados Unidos se retire del conflicto.
“La sensación de inseguridad es profunda. Aunque no comenzó con el regreso de Trump a la presidencia, su retorno ha amplificado esa percepción”, apunta Leonard, en referencia al creciente temor de los europeos a quedar desprotegidos si Washington repliega su compromiso.
En cuanto a la mencionada encuesta española de Tedae, respecto al papel internacional de España el 53% considera que debe mantener su actual papel dentro de la OTAN, mientras que un 27% apuesta, incluso, por incrementar su colaboración.
La mitad de los encuestados considera también que la Unión Europea está en condiciones de afrontar estas amenazas, mientras que solo un 33% cree que España está preparada.