Canadá lanza la solicitud de propuestas para elegir fabricante de sus futuros cazas
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Canadá lanza la solicitud de propuestas para elegir fabricante de sus futuros cazas

Avión de combate CF-18 de Canadá. Foto: Fuerza Aérea de Canadá
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Las autoridades canadienses han emitido esta semana su solicitud de propuestas (RFP, por sus siglas en inglés) a cuatro fabricantes con vistas a la futura compra de 88 nuevos aviones de combate. De acuerdo con la entidad de Servicios y Adquisiciones Públicas de Canadá (PSPC, por sus siglas en inglés) el ganador del concurso deberá entregar los primeros aparatos en 2025, después de que haya sido seleccionado a principios de 2022.

De momento, las cuatro empresas tienen hasta la próxima primavera para presentar sus propuestas iniciales al programa. Se trata de las compañías estadounidenses Lockheed Martin y Boeing, fabricantes de los aviones de combate F-35 y F/A-18 Super Hornet; respectivamente; del consorcio europeo Airbus, socio junto a BAE Systems y Leonardo en el desarrollo del Eurofighter, y de la firma sueca Saab, artífice del modelo Gripen. En su momento también optó al proyecto la francesa Dassault Aviation, responsable del caza Rafale, pero acabó retirándose a finales del año pasado por considerar que las premisas del programa no dejan hueco a opciones no estadounidenses.

Canadá reveló hace algo más de un año los nombres de los cinco fabricantes que contemplaba entonces como candidatos para la sustitución de su actual flota de cazas CF-18, que por otro lado eran los mismos a los que en 2013 ya consideró en un proceso que resultó fallido.

Escoramiento hacia Lockheed Martin

El borrador previo de solicitud de propuestas que lanzó el pasado 25 de octubre la PSPC, para que los cinco fabricantes potenciales que había designados en aquel momento pudiesen revisarla y hacer sus comentarios, ya evidenció que el futuro caza deberá poder compartir información confidencial con Estados Unidos. Esta condición deja con menos posibilidades la opción de Eurofighter, que también se ha llegado a plantear su continuidad en un proceso que además considera que se está escorando para favorecer a Lockheed Martin. Igualmente Boeing se ha mostrado recelosa por el mismo motivo.

Paradójicamente, la intención del anterior gobierno conservador del país de adquirir precisamente el avión de Lockheed Martin, el F-35 (proyecto en el que Canadá es socio), fue fuertemente criticada por una supuesta manipulación de los requerimientos del concurso inicial en su favor. Así, a finales de 2015 el entonces nuevo Gobierno, encabezado por el primer ministro Justin Trudeau, que emprendió una profunda revisión de la defensa del país, optó por reabrir el concurso tras la cancelación de los planes de compra previstos de 65 F-35 Joint Strike Fighter. Ç

Trudeau ya adelantó durante su campaña que no compraría los aviones desarrollados por Lockheed Martin si ganaba las elecciones. Las dudas canadienses en torno al avión norteamericano de quinta generación son en todo caso anteriores. Antes de la llegada de Trudeau al poder, una auditoria calculó que el coste de estos aviones de quinta generación sobrepasaría los 40.000 millones de dólares canadienses (en torno a 27.600 millones de dólares estadounidenses al cambio), lo que llevó al Ejecutivo de aquel momento a ampliar la búsqueda a los cinco fabricantes que ahora vuelven a optar al programa.

Curiosamente, el favorito aparente de aquel nuevo proceso seguía siendo el F-35, hasta que llegó Trudeau y reabrió el proceso, por segunda vez en tres años. Los 88 aviones previstos en este programa conforman la mayor adquisición realizada por la Fuerza Aérea canadiense en más de 30 años.

Los obstáculos que han ido surgiendo en la elección de los futuros aviones animaron a Ottawa a hacerse con aeronaves de segunda mano para no perder capacidades mientras se aclara la compra de nuevos aparatos del fabricante que resulte ganador.

Las cuatro empresas que quedan en la competición deberán presentar una oferta previa, ‘de seguridad’, como la denomina la entidad oficial canadiense, el próximo otoño. De este modo podrán mejorar su propuesta inicial, que presentarán en la primavera de 2020, con los comentarios a la primera que realice el comprador.



Los comentarios deberán atenerse a las normas de participación. Su incumplimiento podrá ser motivo de expulsión.

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