Tal día como hoy, 1 de septiembre, pero del año 1054, el rey de León y conde de Castilla Fernando I se enfrenta con su ejército a las tropas de su hermano, rey de Pamplona, García Sánchez III, apodado "el de Nájera". La contienda finalizó con la muerte de este último, tras lo cual su hijo heredó sus territorios tras reconocer y conmemorar a su tío Fernando.
El padre de ambos monarcas, Sancho III el Mayor, dejó en herencia sus dominios a sus hijos. García Sánchez III recibió Pamplona, Álava y casi la mitad del Condado de Castilla: Montes de Oca, La Bureba, Trasmiera y Las Merindades. Por su parte, Fernando I recibiría el resto del Condado de Castilla. Dos años después de esto, el rey de León, hermano de la esposa de Fernando I, llamado Bermudo o Vermudo III de León, también apodado "el mozo", trató de conquistar los territorios de Fernando por la fuerza. A cambio de ceder los territorios fronterizos de Álava y Castilla Vieja, Fernando solicitó ayuda a su hermano, que se la procuró.
La contienda finalizó con la derrota y muerte de "el mozo", lo que convirtió a Fernando I en rey por derecho de su mujer de los territorios de León. Esta trama, de carácter shakespeariano, culmina 17 años más tarde, cuando una enemistad entre ambos hermanos se transforma en guerra. Los motivos de este enfrentamiento no están claros, pues se ofrecen diferentes versiones de lo sucedido. Se cuenta que durante una visita de García III a su hermano se trazó la enemistad entre ambos. Tiempo después, cuando regresó para disculparse, Fernando lo encerró en un torreón, del que este escapó y declaró la guerra a León.
En cualquier caso, estos hechos desembocaron en la batalla de Atapuerca del día 1 de septiembre, una multitudinaria contienda en la que García III acabó encontrando la muerte a manos de un noble castellano. En el mismo campo de batalla se nombró rey de Pamplona a Sancho Garcés IV, hijo de García III, después de que este reconociese la grandeza de Fernando I.