Así innova el bombardero de sexta generación B-21 que ha presentado EEUU
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Así innova el bombardero de sexta generación B-21 que ha presentado EEUU

Northrop Grumman ha revelado al fin el aspecto del primer avión de este tipo que desarrolla el país en los últimos 30 años
Primera imagen del nuevo bombardero B 21 Raider de Northrop Grumman. Foto USAF
Primera imagen del nuevo bombardero B-21 Raider de Northrop Grumman. Foto USAF
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La tela que cubría el fuselaje del B-21 Raider, el primer bombardero que ha desarrollado EEUU en 30 años, ya ha caído. Ya tenemos las primeras vistas de este aparato encargado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) a Northrop Grumman, del que desde 2015, cuando obtuvo el contrato, valorado en 80.000 millones de dólares, solo era posible verlo cubierto en una imagen difundida por el fabricante, y lo que en primer lugar llama la atención es el color blanco de su fuselaje, ya que la forma se intuía que es bastante similar al B-2. Más allá de su forma de ala volante, que comparten ambos modelos, el nuevo aparato, al que el vicepresidente y gerente general de la compañía, Dough Young, califica como “el avión militar más avanzado jamás construido”, guarda una serie de claves, entre las que el constructor destaca una decena.

En primer lugar, Northrop Grumman se refiere a su cualidad de avión militar de sexta generación. En este punto, el fabricante destaca que el B-21 Raider, al que define como la próxima evolución de la flota de bombarderos estratégicos de la Fuerza Aérea, se beneficia de más de tres décadas de tecnología de ataque y sigilo. El avión está dotado “con la próxima generación de tecnología sigilosa, capacidades de red avanzadas y sistemas de arquitectura abierta”. Se trata de un modelo “optimizado para el entorno de amenazas de gama alta” que desempeñará un papel fundamental para ayudar a la Fuerza Aérea a cumplir sus misiones más complejas.

El sigilo es otra característica fundamental, que servirá para que el bombardero de Northrop Grumman “derrote a los sistemas de denegación de área y antiacceso que enfrentará”.

El aparato ha sido concebido como columna vertebral del futuro poder aéreo estadounidense, lo que conforma la tercera clave señalada por el fabricante. El objetivo del B-21 es ofrecer una nueva era de capacidad y flexibilidad a través de la integración avanzada de datos, sensores y armas. Será capaz de portar tanto cargas convencionales para este tipo de aeronaves como nucleares. “Será uno de los aviones más efectivos en el cielo, con la capacidad de usar una amplia combinación de municiones de ataque directo y en espera”.

Media docena en marcha

También destaca su cualidad de bombardero digital. Básicamente lo es porque en él se emplea un desarrollo de software ágil, técnicas de fabricación avanzadas y herramientas de ingeniería digital para ayudar a mitigar riesgos y habilitar prácticas modernas de sostenimiento. En la actualidad ya hay media docena de B-21 Raider en varias etapas de ensamblaje final y prueba en la planta que Northrop Grumman tiene en la localidad californiana de Palmdale.

El quinto elemento importante está relacionado con la presencia de tecnología en la nube. En el desarrollo del nuevo avión Northrop Grumman y la Fuerza Aérea han migrado datos de sistemas terrestres a un entorno de nube. Esta operación constituye una demostración que incluye el desarrollo, la implementación y pruebas de datos relacionadas con el B-21, incluido su gemelo digital, con el que se respaldará las operaciones y el mantenimiento de la aeronave. “Esta sólida infraestructura digital basada en la nube dará como resultado una aeronave más fácil de mantener y sostenible con una infraestructura de menor costo”, confía el fabricante.

La arquitectura abierta es la sexta clave. Para hacer frente a un entorno de amenazas cambiantes, el aparato ha sido concebido desde el principio para acoger actualizaciones con rapidez. A diferencia de los modelos de generaciones anteriores, el B-21 no se someterá a actualizaciones por bloques. Las nuevas tecnologías, capacidades y armas que vayan apareciendo se les incorporarán sin problemas “a través de ágiles actualizaciones de software y flexibilidad de hardware integrada”. De este modo el Raider podrá hacer frente en todo momento a las nuevas amenazas que surjan durante las próximas décadas.

Mantenimiento y sigilo, a la par

El constructor cita entre sus logros la configuración de un equipo nacional, conformado desde la adjudicación del contrato en 2015, y que en total reúne a más de 400 proveedores de 40 estados de EEUU y más de 8.000 personas, incluidos los profesionales de los socios de la industria y la USAF que participan en el proyecto.

La octava clave que sobresale en el nuevo avión viene del lado del mantenimiento. “Las operaciones a largo plazo y la asequibilidad del mantenimiento han sido una prioridad del programa B-21 desde el principio”. El fabricante iguala al rendimiento sigiloso de la aeronave esta característica trabajada “para garantizar que estamos impulsando operaciones y resultados de mantenimiento más asequibles y predecibles”.

Cualquier objetivo en cualquier lugar del mundo

Para los desarrolladores del Raider resulta fundamentar apoyar la estrategia de disuasión estadounidense con un alcance mundial. Además de sus avanzadas capacidades de ataque de precisión de largo alcance, que permitirán a los comandantes combatientes la capacidad de mantener cualquier objetivo en cualquier lugar en el mundo, el avión también ha sido diseñado como componente principal de una familia más grande de sistemas que brindará capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, ataque electrónico y redes multidominio.

Finalmente, Northrop Grumman ha querido recordar que el nombre de la aeronave, Raider, que significa asaltante en inglés, es un homenaje a la conocida como Incursión Doolittle, en la que participaron 80 aviadores en la segunda guerra mundial que bombardearon Tokio a bordo de aviones B-25 Mitchell como respuesta al ataque japonés a Pearl Harbor. 



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