Vínculos y tribulaciones misilísticas de la Armada española
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Vínculos y tribulaciones misilísticas de la Armada española

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Es fácil imaginar un horizonte temporal, allá por el 2030, donde el grueso de la Flota de Escoltas de la Armada española esté compuesto casi en su totalidad por las fragatas de la clase Álvaro de Bazán y por las nuevas, aún proyecto, fragatas de la clase F-110.

Las fragatas de la clase Álvaro de Bazán, vinieron a sustituir a las veteranas F-70, clase Baleares. Un hito de la industria naval española sustituyendo a otro hito nacional: las primeras fragatas lanzamisiles que propiamente pudimos llamar españolas. El desarrollo del programa que vio nacer estas fragatas, toma su inspiración en las estadounidenses de la clase Knox, pero buscando un multipropósito que éstas no tenían.

La génesis del proyecto F-100 se inicia con la cancelación del programa NFR-90 (Nato Frigate Replacement 90) y con la puesta en marcha de una evaluación de visibilidad que finaliza en 1994 llegando al insólito desafío, que de una muy simplificada manera de describirlo, supone la condensación de un destructor estadounidense de la clase Arleigh Burke de 9000 toneladas en una fragata de 6000. El proyecto se aprueba en Consejo de Ministros en el año 1997.

Y así, la F-101 Álvaro de Bazán, que da nombre a la serie, fue entregada a la Armada en 2002 y la última, la F-105 Cristóbal Colón, fue entregada en 2012 con mejoras evidentes respecto a la primera. Son los primeros buques de la Armada en incorporar el sistema Aegis para la capacidad antiaérea y antimisil. Las fragatas del proyecto F-110, están llamadas a sustituir a las fragatas F-80 de la clase Santa María y que conforman la 41 Escuadrilla de Escoltas de la Armada Española.

Las fragatas de la clase Santa María son una derivación de las muy conocidas Oliver Hazard Perry estadounidenses. Como el resto de escoltas de la Armada, busca una capacidad operativa multipropósito, aunque su vocación antisubmarina es innegable, como recuerdan sus sistemas propios, el sistema Lamps III (Light Airbone Multipropose System), con el helicóptero embarcado SH-60B y el sonar remolcado Tactas (Tactical Towed Array Sonar) para la detección de submarinos a larga distancia.

El listón de las fragatas Santa María con el que las F-110 debe compararse es muy alto, pues son los buques de guerra más operativos de la Armada hasta la llegada de las F-100. El estrecho vínculo que existe entre la vocación naval española y la estadounidense, se ha reflejado a lo largo de todo el artículo, esbozando la evolución de los buques escolta de la Armada con su referencia norteamericana.

Sin embargo este vínculo es muy anterior. En 1953 se firman los convenios de cooperación entre EEUU y España, lo que para la Armada significa la construcción de las bases de Rota y Cartagena y su uso conjunto. Desde la década de los 50 y hasta los 70 los EEUU cedieron numerosos buques a la Armada, destacando principalmente los cinco destructores de la clase Fletcher, 12 dragaminas, cinco destructores de la clase Fram, el buque anfibio Galicia o el portaaeronaves Dédalo, además de aeronaves y vehículos para la Infantería de Marina.

En los inicios de los años 70, se inicia la construcción naval nacional bajo licencia extranjera y es en este punto donde arranca nuestro artículo, constatando en todo este recorrido, la proximidad naval entre la marina de EEUU y la Armada española. Knox y Oliver Hazard Perry marcaron la referencia de nuestras Baleares y Santa María y posteriormente el destructor Arleigh Burke fue la inspiración de la genialidad de las fragatas F-100 clase Álvaro de Bazán.

En cuanto a la evolución tecnológica, la referencia más evidente a este vínculo, se encuentra en la incorporación del sistema Aegis en las F-100 y la integración, más reciente aún, del Aegis en el sistema nacional Scomba (Sistema de Combate para Buques de la Armada) para las futuras F-110. También la colaboración entre Indra y Lockheed Martin durante más de una década y que hoy ultiman para las F-110 la más moderna generación de radares de banda S.

Misil Estándar

El vínculo misilístico también es evidente. El principal arma AAW (Anti Air Warfare) de los buques escoltas de la Armada ha sido el misil Estándar, en vigor desde la década de los 60. El Estándar 1 fue el primero que se usó en la Armada. La única versión del Estándar 1 que aún se encuentra en servicio en numerosas marinas es el SM-1MR bloque VI y que la Armada Española incorpora en las fragatas del tipo Santa María.

De la evolución del Estándar nace el SM-2. Con vocación de ser un misil de largo alcance y diseñado para ser usado con el sistema Aegis. El bloque III del Estándar 2 entró en servicio en 1984 en los cruceros de la clase Ticonderoga y los destructores de la clase ArleighBurke.

Las actuales fragatas de la Armada española Álvaro de Bazán están dotadas de misiles Estándar SM-2MR bloques IIIA y IIIB y las F-110 seguirán también esta dinámica como otras prestigiosas marinas. La futura fragata F-110 busca ser un buque polivalente de la Armada Española diseñado principalmente para "escenarios de alta intensidad, con una importante capacidad de combate en todas las áreas principales de guerra".

Busca una respuesta de éxito especialmente en los perfiles de misión destinados a la "protección de la fuerza y en la proyección del poder naval, tanto en un ámbito conjunto como combinado y frente a una amenaza convencional como asimétrica".

Las F-110 serán escoltas polivalentes para escenarios de alta intensidad, sin embargo se busca al mismo tiempo una versatilidad capaz de desempeñar cometidos con perfiles de seguridad marítima, de apoyo a autoridades civiles, y válida en escenarios de baja intensidad.

Estos buques escoltas oceánicos, buscan en el diseño y en el campo tecnológico, una evolución natural de las F-100. Tendrán un espacio multi-misión de configuración flexible, permitiendo adaptar el espacio a las necesidades operativas de la misión (una primera aproximación del factor modular naval a nivel operativo). Se consolida el éxito nacional del sistema Scomba, no sólo para los sistemas de guerra antiaérea, también para la integración de nuevos sistemas de armas.

F-110: defensa antiaérea

Frente a todo esto, existen sin embargo, aspectos que aún no están definidos, que están poco claros, o que no responden a las necesidades prioritarias de la Armada. Se trata de todo lo que concierne a los misiles AAW: ESSM (Evolved Sea Sparrow Missile) y Sea Ceptor, donde se perfila este último como opción principal a falta de una aprobación final en un segundo examen de viabilidad. Lo que hemos venido a llamar: "las tribulaciones misilísticas de la F-110".

En 1991, la participación de diez países liderados por EEUU desarrolló el proyecto Evolved Sea Sparrow Missile (ESSM) para sustituir el anterior misil de la OTAN Sea Sparrow.

En el año 2001, el misil ESSM es lanzado por vez primera usando el guiado del radar Spy-1 en banda S. En marzo de 2002 interceptó un blanco volando a baja cota y a velocidades supersónicas y también fue capaz de destruir en modo home-all-the-way un misil antibuque Harpoon volando a baja cota.

El ESSM ha ido evolucionando con mejoras sustanciales. Por ejemplo: no necesita de un precalentamiento para su lanzamiento ni tampoco pre-sintonización dentro de la canasta. Los gases del motor se han reducido significativamente, especialmente en la fase de lanzamiento, haciendo de este modo, que la firma infrarroja del buque y las interferencias en los sistemas sean mínimos.

La virtud por la cual el ESSM goza de tan buena fama es fruto, entre otras cosas, a que fue diseñado para poder ser usado por un amplio abanico de sistemas de combate, tanto presentes como futuros. Su integración ha sido compleja, pero le permite ser compatible con multitud de sensores, radares y direcciones de tiro, así como con diferentes lanzadores (por ejemplo, el guiado intermedio en banda S, pensado para buques con sistema Aegis).

Al otro lado de la balanza se encuentra el misil Sea Ceptor/Common Anti-air Modular Missile. Es un misil de corto alcance desarrollado por MBDA como parte de un proyecto para Reino Unido. Lo interesante de este proyecto es que contempla el desarrollo de un misil antiaéreo compatible para los tres ejércitos: tierra, mar y aire. Aunque no es exactamente así, lo que hace es estudiar tres versiones distintas del misil:

CAMM-L (Operaciones en tierra). CAMM-M (Uso naval). CAMM-A (Lanzamiento desde el aire).

Es importante señalar que el misil Sea Ceptor está pensado en su origen para operar con el sistema integrado Paams (Principal Anti Air Missile System) que implementan buques británicos, italianos y franceses.

En 2013, Gran Bretaña confirmó que sus fragatas tipo 23 de la clase Duke serán las primeras en incorporar el Sea Ceptor y su reacondicionamiento está previsto entre 2015 y 2021. Posteriormente, le seguirán las fragatas tipo 26 y los destructores del tipo 45.

Se espera que el programa F-110 sea punta de lanza en la innovación tecnológica e industrial, así como también un reto mercantil. En un momento, además, en el que los principales astilleros europeos están fijando sus exportaciones navales militares en el mercado asiático, principalmente en China y Corea.

La ventaja, al menos a priori, que maneja el programa F-110 para la exportación, además de estar guiado por el éxito de las F-100, es su vocación de sustituir a las F-80 clase Santa María, buscando en aquellos países que operan con estos tipos de buques, potenciales clientes. Por ejemplo, Australia.

Navantia tiene claro que con este contrato se desarrollarán beneficios industriales y tecnológicos de muy alto calado. Por no hablar de los efectos multiplicadores que tendrá el desarrollo del proyecto a nivel nacional y muy especialmente a nivel local y comarcal.

Sin embargo, está muy presente el sobrecoste del programa S-80, que con una nueva aprobación de su techo de gasto supera ya los 3.000 millones de euros. Con este antecedente tan próximo en el tiempo, se intuye que la vigilancia a este respecto en el programa F-110 será escrupulosa. Sin embargo, los recelos están ahí.

Sea Ceptor o ESSM bloque 2

En el programa de las F-110, de uso público, se indica que la integración del Sea Ceptor será la opción prioritaria frente a los ESSM bloque 2, ya empleados y conocidos por la Armada. También dice, que esta decisión está pendiente de ser tomada. No obstante, la Dirección General de Armamento (DGAM) ha adjudicado un contrato de 9,5 millones de euros a la empresa MBDA para estudiar la viabilidad de la integración de su sistema con el de las F-110, provocando una situación incómoda entre la Armada y la DGAM (hasta ahora) en donde la demanda de incorporar los ESSM a las F-110, como ya lo hacen las F-100, no parece que hayan sido atendidas o no resultan prioritarias.

No hay razón tecnológica suficiente ni evidente (más bien lo contrario) para desoír a la Armada, finiquitar todo el know-how conseguido hasta ahora con los ESSM, que es tecnología ya probada, comprobada y desarrollada con resultados satisfactorios (máxima ingenieril en el desarrollo de proyectos) y cargar de sobre costes un programa, por todo lo que implica la integración del Sea Ceptor: logística, mantenimiento y mantenibilidad, alianzas y experiencias adquiridas…

En todo ello, habrá que invertir como poco en aprendizaje, nuevos equipos, bancos de pruebas diferentes a los que ya se tienen… toda una logística y trazabilidad nueva y, por supuesto, el coste de mantenimiento de dos sistemas diferentes de misiles.

Un aspecto, incluso más serio que todo lo anterior. ¿Qué ocurrirá con las pruebas de calificación del sistema de combate del buque, Cssqt (Combat System Ship Qualifications Trial) que tienen lugar en EE.UU? Algo tendrán que decir tanto la Marina estadounidense como la empresa Raytheon, principales valedores del sistema de armas que incluye el sistema Aegis y los misiles Estándar y ESSM. Como poco, pondrán reparos y muy probablemente no validen un sistema que incorpora un arma ajena a ellos. Por lo que se plantean dos opciones: que las pruebas de calificación no se hagan en EEUU ni con su Marina, o que los misiles Sea Ceptor no se integren en el sistema de misiles de las F-110.

La primera opción plantea la incógnita de quién, aparte de EEUU, puede validar el sistema de combate de las F-110. Ignorando quién puede, de existir algún otro país, provocar esta escisión sería algo que afectaría a mucho más que a la elección de un misil. En cuanto a la segunda opción, la más probable, sería un sinsentido por la paradoja de incorporar las F-110 un sistema integrado de misiles, que no integra misiles y por lo tanto en este caso la palabra «integración»carecería de todo su significado.

Y como la moral no deja de ser un asunto profesional, más pronto que tarde habrá que dilucidar hasta qué punto puede y debe la Armada imponer su criterio, sus soluciones, para resolver los retos y amenazas que le encomiendan, porque sino se puede llegar a la conclusión de que le exigimos cumplir con un deber, pero no queremos que lo hagan con las herramientas adecuadas.

Raytheon es uno de los contratistas de Defensa más grandes del mundo con más de 75.000 empleados. Suministrador de los misiles Estándar y ESSM para numerosos países, su relación con la Armada Española es evidente. Además de la venta de misiles, también por la incorporación a nuestros buques escoltas más modernos del sistema Aegis, que muy pocas marinas incorporan y es considerado como el mejor del mundo.

La empresa estadounidense ve peligrar su monopolio (concentra dos tercios de sus proveedores internacionales en Europa), pues con la llegada de MBDA al mercado la pugna está asegurada. España es un cliente preferente de Raytheon y así debería seguir siendo esa relación, por lo que esta competencia puede ser una gran oportunidad para que Raytheon cree nuevos y mejores "afectos" con la Armada, especialmente en las relaciones post venta, mantenimiento, logística y reparaciones de fallos.

MBDA, candidato europeo

Hay que decir que MBDA es hoy, una de las pocas, sino la única empresa de estas características con vocación europea, al menos en teoría.

Esta multinacional con más de 10.000 empleados, está formada principalmente por Airbus, BAE System y Leonardo. Su origen hay que buscarlo en 2001 con la fusión de las principales compañías de sistemas de misiles de precisamente Francia, Italia y Reino Unido, incorporándose posteriormente (2006) la filial alemana de misiles de la entonces EADS (hoy Airbus).

La vocación europea es teórica. Basta recordar el liderazgo británico de la compañía y su escepticismo con Europa y la europeización de la Defensa (no están integrados en la Cooperación Permanente Estructurada, Pesco), sin olvidar la constante incertidumbre de una colaboración post-Brexit en esta materia. Y por otro lado, el poco interés que el Sea Ceptor ha suscitado en la mayoría de los países europeos.

Sin embargo sí ha encontrado el interés de Brasil y de Nueva Zelanda. Este último muy importante, porque Nueva Zelanda va a incorporar los Sea Ceptor en sus fragatas de la clase Anzac que llevan el sistema MK-41 de lanzamiento vertical, que es el que utiliza el sistema Aegis.

Hay una cosa que sí es verdad. El argumento que maneja la DGAM para tomar partido por los Sea Ceptor tiene que ver con que un misil común para Ejército de Tierra y Armada abarataría costes (al menos en teoría). No obstante, que esto sea verdad, no quiere decir ni mucho menos que sea la solución correcta.

Ahora bien, de tomarse esta decisión, con la justificación de compartir gastos y ventajas entre ejércitos, puede abrir, con el mismo argumento, la puerta a la posibilidad de comprar aviones caza polivalentes de aterrizaje y despegue vertical F-35, en sustitución de los veteranos Harrier, en común acuerdo con el Ejército del Aire. Porque no hay duda de que se abaratarían costes.

Sólo queda una opción más que contemplar en la tribulación que rodea al asunto de los misiles. La de interponer los intereses empresariales, comerciales o de las élites sociales por encima del bien común:

"[…] Por otra parte, la escalada de competencia y los intereses generados sugieren que en el umbral de un conflicto armado un estado no es totalmente libre de elegir una estrategia ideal. Las fuerzas, el equipamiento, vehículos, entrenamiento, comunicaciones, contratos, publicidad, medios informativos,… Todo responde a organizaciones e intereses que pueden ser privadas de las mejores en pro de otros intereses particulares […] lo que provocaría vulnerabilidad política" (De La realidad asimétrica, El camino de los héroes).



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