Agenda de Defensa 2018
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Agenda de Defensa 2018

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Durante el la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI, ha habido tres escenarios internacionales. La Guerra Fría que se prologó desde 1946 hasta 1989 caracterizado por la pugna bipolar entre EEUU y la URRS. La Caída del Muro del Berlín caracterizada por la democracia liberal, la unipolaridad y la hegemonía política de los EEUU. El tercero y actual escenario surgió con el ataque a las Torres Gemelas del 9/11 y el comienzo de la guerra contra el terrorismo, que parecen señalar un debilitamiento de la democracia, el foco en la seguridad y la creciente multipolaridad.

El rol del poder militar tanto de las grandes potencias como de los países medianos e incluso la de los mas débiles, fue diferente en cada caso y ello se reflejó en sus doctrinas, equipamiento y forma de empleo.

Este tercer y actual escenario, está caracterizado por el concepto de “la guerra como revolución”, que he propuesto en otros documentos.

En efecto, la guerra, según fue tradicionalmente entendida en la modernidad occidental, ha sido una acción violenta mediante la cual un estado doblegaba la voluntad de otro en vista a conseguir que cediera en algo que le interesaba; más aun, los rituales de la rendición y los tratados que formalizaban el nuevo equilibrio alcanzado, requerían de la continuidad física y de legitimidad del estado derrotado.

Actualmente la guerra concluye con el reemplazo completo y total no solo del gobierno, sino del régimen en su conjunto, incluyendo el cambio de elites dirigentes y de las formas y valores que conforman a sus instituciones políticas, y esto marca el intento de imponer una nueva situación política, social, cultural y religiosa diferente en el país derrotado.

A partir de las consideraciones señaladas, propuse que “actualmente la guerra ha tomado la forma de intervención militar que apunta a la imposición,- en otro estado -, de instituciones, valores y conductas políticas y se ha transformado en un mecanismo de acción cuyo resultado es una revolución impuesta desde el exterior. De esa manera, incorporando muchas de las características de proceso político y sico-social de la revolución, la guerra actual ha concluido adquiriendo una forma muy compleja y difícil de resolver”.

Esta nueva modalidad de guerra ha llevado a las guerras permanentes, sin final ni acuerdo, de abandono por cansancio de sus autores iniciales y su continuación como lucha interna de estados fallidos, terrorismo o anarquía y caos humanitario continuado.

Esto nos lleva a nuestro tema: ¿cómo debe preparar Chile a sus FFAA?.

Recién se cierra un intento fallido; la conformación de un sistema de seguridad y defensa regional estructurado en trono y funcional a un esquema político ideológico antiimperialista, de economías socialistas, reguladas, autárquicas o casi, de desarrollo intra regional, alejado de la globalización. Con sus FFAA muy integradas a la conducción política de los gobiernos y con una perspectiva de protección hacia el exterior y control hacia el interior: Unasur.

El estado actual de Venezuela, su impulsor inicial y mas entusiasta mostró que la idea fue un fracaso total. Crisis económica, crisis humanitaria, FFAA politizadas y democracia destruida. Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador cada una con sus características propias, salieron bastante maltrechos del experimento.

Esto nos lleva de vuelta a la cuestión: ¿Somos parte del problema o somos parte de la solución al desafío de la estabilidad política, la prosperidad económica y la seguridad de los estados y de las personas en este primera parte del siglo XXI con su particular problemática política y estratégica ya señalada?. ¿Somos candidatos a ayudar a pacificar al mundo, controlar la violencia política, étnica, religiosa o necesitaremos que pacificadores globales vengan a imponernos regímenes políticos eficaces, por iniciativa propia o bajo el mandato de las Naciones Unidas u otro organismo internacional?.

El programa de gobierno del presidente Sebastián Piñera ha convocado a la ciudadanía a establecer acuerdos nacionales en materia de infancia; salud; superación de la pobreza y paz en la Araucanía. Como estos objetivos para su concreción se requieren ingentes recursos -crecimiento económico- la inversión, la eficiencia del Estado, la productividad, la racionalización de la carga tributaria y la eficiencia del gasto estatal son fundamentales.

En breve desde el punto de vista de la defensa, el acento estará en mejorar la calidad de la gestión de recursos financieros, materiales, humanos y operativos e integrarse al esfuerzo nacional para constituir una organización de la calidad que requiere un país integralmente desarrollado y esto comienza por revisar las característica básicas y constitutivas de las capacidades militares que Chile requiere ahora para enfrentar las necesidades nacionales de estos años, no de un futuro indefinido, y mejorar sustancialmente su gestión integral.

Dada la creciente inestabilidad mundial, la flexibilidad es clave. El cambio será la norma y no la excepción, será permanente y constante.



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