​Suecia, la OTAN, Saab y el anhelo de 12 submarinos
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​Suecia, la OTAN, Saab y el anhelo de 12 submarinos

La Armada sueca celebra su quinto centenario ante el desafío de ingresar en la Alianza y con el objetivo de contar con hasta 12 submarinos para 2040
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Submarino A26. Diseño: Saab
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Entre 10 y 12. Esa es la horquilla que parecen marcar los hitos históricos de Suecia y su Armada. Entre 10 y 12 fueron los navíos de guerra que adquirió -algunos dicen que robó- Gustav Vasa, llamado a convertirse el primer rey de Suecia, el 7 de junio de 1522 para enfrentarse a la Liga Hanseática, hecho que se considera el nacimiento de la fuerza naval del país y que dio inicio al mayor período de esplendor del Imperio Sueco. Ahora, cinco siglos después de Vasa, Suecia está determinada -Turquía mediante- a incorporarse a la OTAN y entre 10 y 12 vuelve a ser el intervalo que definirá el futuro de su Armada. 10 fue la cifra que señaló, 500 años después, el capitán Fredrik Lindén, comandante de la Primera Flotilla Submarina, al apuntar la cantidad de submarinos que podría llegar a poseer el país báltico hacia 2040. 12 fue el número que aventuró casi sin pensar, dos días antes, la jefa de la Armada, contralmirante Ewa Skoog Haslum, al ser consultada sobre con cuántos submarinos le gustaría contar si el dinero no fuera un problema.

"Por supuesto que me gustaría tener varios (submarinos) pero también me gustaría contar con cientos de AUV (vehículo submarino autónomo) que funcionaran igual que el A26", sostuvo Skoog durante un encuentro con medios internacionales, entre los que se encontraba Infodefensa.com, organizado por la firma Saab en Estocolmo. La comandante incluso se mostró sumamente optimista en que, a finales de este año, el Gobierno sueco incremente el presupuesto para las fuerzas armadas del país, lo que habilitaría a la Armada a encargar un nuevo submarino A26 a Saab el próximo año.

Actualmente, el astillero Kockums, perteneciente a Saab Group, construye en sus instalaciones de Karlskrona -al sur de Suecia- dos de los futuros submarinos para la Armada: el Blekinge, que da nombre a la clase, y el Skane. Infodefensa.com pudo presenciar in situ los avances de este programa y ver en detalle los trabajos de manufactura de las distintas partes de las que están compuestos ambos buques. Este verano, en agosto, la empresa tiene previsto ensamblar la sección 1 y 2 (la popa) del primer submarino.

32858Los tres submarinos de la clase Gotland en activo en la Armada sueca. Foto: Saab

Reconstruyendo capacidades

El programa de los submarinos es fundamental tanto para la Armada como para Saab. Por un lado, la compañía quiere que este contrato con Suecia la convierta, según el presidente del negocio naval de la firma, Lars Tossman, en "un constructor de submarinos de clase mundial". Desde 2014, al adquirir Kockums a TyssenKrupp, lo que supuso que el astillero estuviera nuevamente en manos suecas, Saab está en un proceso de reconstrucción de capacidades, no en cuanto al mantenimiento de submarino -"esas siempre han estado ahí"-, sino de know how en lo que al diseño y fabricación de este tipo de buques se refiera. "Y eso lleva un tiempo", sostuvo Tossman.

32541El presidente del negocio naval de Saab, Lars Tossman. Foto: Saab

Por su parte, para la Armada los submarinos son un emblema del proceso, iniciado hace siete años, de crecimiento gradual con miras a 2030, que busca revertir décadas de desinversión y reducción de capacidades como consecuencia de su tradición de neutralidad en el ámbito internacional. Postura que, con los acontecimientos de los últimos meses y ante el temor de una Rusia beligerante en el Báltico, está próxima a finalizar.

La jefa de la Armada asegura que una solicitud de ingreso a la OTAN “no sería un problema” para la institución dado que está en línea con su estratégia militar, sin embargo reconoce que la incorporación a la Alianza Atlántica supondría grandes desafíos y, a pesar del mencionado proyecto de crecimiento, las Fuerzas Armadas suecas no están preparadas para un crecimiento tan significativo y presuroso como al que estarían obligadas al ingresar a la Organización. Skoog sabe que para ser una Armada dentro de la Alianza precisa tanto de mayores recursos humanos como tecnológicos, y eso solo se consigue con más dinero.

En lo que a tropas se refiere, la jefa de la Armada no solo apunta a un incremento del reclutamiento sino también a una mejora cualitativa del personal y de su equipamiento, especialmente del Cuerpo de Marines. En este sentido, el objetivo es equipar a las tropas con sistemas de armas de mayor alcance y alta movilidad, nuevos misiles y morteros montados en unidades de combate, además de emprender la mejora de los botes CB90, solución idónea para el intrincado archipiélago que es la costa sueca.

20220603 112032Submarino clase Gotland en el muelle de Estocolmo. Foto: Gastón Trelles

Submarinos para un escenario particular

A pesar de que en la actualidad el debate está sobre la mesa, la Armada sueca tiene claro que no es una fuerza naval de aguas azules, que su vocación es defensiva y que, por tanto, su campo de acción es el Báltico, un mar con unas características muy particulares. De esta manera, el diseño de los submarinos A26 no solo se basa en criterios técnicos y económicos, sino también en factores operacionales en un entorno determinado.

El Báltico presenta una profundidad que va desde los 20 a 250 metros y, aunque en general baja, su salinidad varía también significativamente: las aguas al norte son mucho menos salinas que las presentes en el estrecho de Kattegat, que conecta el Báltico con el mar del Norte. Estas dos particularidades del mar donde Suecia realiza la totalidad de sus misiones navales, a las que se le puede sumar el alto nivel de reverberación y las distintas capas de temperaturas a lo largo del año, son de vital importancia a la hora de diseñar cualquier embarcación, pero especialmente un submarino.

Sin embargo, el Báltico posee otras características inherentes a la actividad: está sembrado de miles de minas marinas colocadas durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría y la ubicación de muchas de ellas sigue siendo un misterio. Además, un intrincado ovillo de cables y fibras de comunicaciones, así como de gasoductos y oleoductos, descansan en su lecho. A lo que pasa en las profundidades hay que sumarle la gruesa actividad económica en la superficie, ya que hasta 3.000 buques navegan todos los días por sus aguas. Hacia finales de la próxima década, si el dinero no ha sido un problema, se habrán sumado entre 10 y 12 submarinos a ese tráfico marino.



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