España y su contribución a las misiones de la OTAN

Dentro de unas semanas se cumplirá el trigésimo aniversario de la muerte en Mostar del teniente Arturo Muñoz Castellanos, el primer caído en combate desde que se iniciaran las (mal) llamadas operaciones de paz allá por 1989. Desde entonces 179 militares españoles han dejado la vida en misiones internacionales y muchos miles han contribuido con su esfuerzo a la defensa de nuestra libertad fuera de nuestras fronteras.

La participación de unidades militares en misiones exteriores ha ayudado de forma notable a cambiar la imagen que la sociedad española tenía de sus Ejércitos. También ha sido un factor relevante de transformación de las Fuerzas Armadas que cuentan ahora con una estructura operativa más acorde a las necesidades que impone la presencia en el exterior. Pero además han supuesto cambios importantes en otros ámbitos. El modelo de reclutamiento o el cambio de la Ley Orgánica de la Defensa Nacional en 2005 parecen muy significativos.

Actualmente, las Fuerzas Armadas participan en un total de 17 operaciones en 4 continentes con un despliegue de 3000 efectivos. Un número limitado por razones políticas pero que es importante. Lo más relevante quizás sea que mientras en los inicios la participación se limitaba al marco ONU, este ahora es un ámbito casi residual. Algo más de un tercio de los efectivos desplegados se encuadran en el marco de las siete misiones OTAN en las que participamos, fundamentalmente en refuerzo del flanco este de la Alianza.

El esfuerzo solidario que España realiza ha sido recalcado recientemente por el Saceur en su visita a Madrid a principios de febrero. Es un esfuerzo muy notable puesto que representa la contribución con prácticamente todas las capacidades operativas de las que disponemos. El Ejército de Tierra despliega habitualmente unidades de las brigadas de la Fuerza Terrestre, pero además otros apoyos de fuego, combate y logístico. 

La Armada mantiene presencia en el exterior con todo tipo de buques de los que dispone, incluidas capacidades que se han visto mermadas en los últimos años como es el caso de los submarinos. El Ejército del Aire y el Espacio contribuye con unidades de caza, transporte y mando y control desplegables. Prácticamente desplegamos todas las capacidades disponibles con el esfuerzo de mando y control, preparación, adiestramiento y sostenimiento que esto conlleva.

Cuando se debate sobre las aportaciones nacionales al esfuerzo aliado, la discusión se centra en el aspecto económico. Ciertamente España en eso tiene amplio margen de mejora. Recordemos, sin embargo, que incluso en época de vacas flacas presupuestarias, la presencia en operaciones se mantuvo e incluso en ocasiones se incrementó. Quizás se enviase un mensaje equívoco a la opinión pública española con aquello de “hacer más con menos”. Los Ejércitos han hecho mucho, lo que se les ha pedido, y se ha dado a entender que con un esfuerzo económico muy limitado era suficiente. El contexto financiero muy restrictivo, llevó entonces a priorizar algunas capacidades sobre otras que ahora se están demostrando muy necesarias y que es muy costoso recuperar.

A nivel internacional debemos poner en valor el esfuerzo que se realiza en aportación de capacidades y en la contribución que España, a través de sus Fuerzas Armadas, realiza en apoyo solidario a nuestros aliados del este europeo. Algo que debe acompañarse a nivel nacional con unas inversiones sostenidas y adecuadas al esfuerzo que se demanda, y explicando sin complejos a los españoles lo que nuestros soldados realmente hacen fuera de nuestras fronteras.