Solo EEUU tiene la bomba GBU-57A/B que Israel necesita para destruir la instalación nuclear iraní de Fordow

La campaña israelí de bombardeos contra objetivos militares y nucleares en Irán, que se prolonga desde la madrugada del pasado viernes, con el objetivo de que el país asiático no desarrolle armas atómicas, podría ser considerada un fracaso si finalmente no se logra destruir las centrifugadoras ubicadas en las profundidades de la instalación de enriquecimiento de uranio de Fordow, al sur de Teherán.

"Asumo al pie de la letra lo que dicen los israelíes de que si Fordow permanece intacto cuando terminen, considerarán un fracaso" la Operación León Ascendente, dijo el general retirado de la Marina Kenneth McKenzie, quien estuvo a cargo de los planes de guerra contra Irán cuando dirigió el Comando Central del Pentágono, en una mesa redonda del Instituto de Oriente Medio recogida por medios estadounidenses.

Por su parte, Ken Pollack, ex funcionario de la CIA y del Consejo de Seguridad Nacional y moderador del panel, dijo que funcionarios israelíes le habían dicho que "si esto termina con Fordow todavía en funcionamiento, no habremos logrado nuestros objetivos".

Pero si es tan importante, ¿por qué Fordow ha permanecido prácticamente intacta hasta el momento? Pues básicamente porque esta instalación estaría a varios cientos de metros de profundidad en el interior de una montaña y protegida por una estructura de hormigón armado, para cuya destrucción Israel no tiene armamento.

GBU-57A/B Massive Ordnance Penetrator (MOP)

Es por ello que el Gobierno de Benjamin Netanyahu habría pedido ayuda a Washington, que cuenta con la GBU-57A/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), el proyectil convencional más potente del arsenal estadounidense. Diseñada para destruir instalaciones fuertemente protegidas y enterradas en profundidad, esta bomba representa el máximo exponente de la tecnología antibúnker desarrollada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.

La GBU-57A/B fue concebida como respuesta a la proliferación de instalaciones nucleares y militares que han sido construidas bajo tierra para resistir ataques convencionales. Con un peso de aproximadamente 13.600 kilogramos (30.000 libras), una longitud cercana a los 6,2 metros y un diámetro de 80 centímetros, su tamaño le permite perforar varios metros de hormigón reforzado o terreno rocoso antes de detonar su carga explosiva interna. Este diseño hace posile  que la bomba alcance objetivos enterrados a más de 60 metros de profundidad en suelos de dureza media, o alrededor de 8 metros de hormigón armado.

La estructura de la MOP se basa en una carcasa de acero de alta resistencia que le proporciona la masa y la durabilidad necesarias para penetrar el terreno antes de explotar. A diferencia de bombas convencionales con grandes cantidades de explosivos, la GBU-57 contiene "solo" unos 2.700 kilogramos de material explosivo, lo que refleja su enfoque en la penetración física como principal mecanismo destructivo. La detonación ocurre tras alcanzar una profundidad determinada, mediante un sistema de fusibles de retardo programables.

El B-2 Spirit, imprescindible para lanzarla

Su despliegue operativo está limitado a una única plataforma: el bombardero furtivo B-2 Spirit. Este aparato es capaz de transportar y lanzar hasta dos bombas MOP, aprovechando su tecnología stealth para penetrar el espacio aéreo enemigo sin ser detectado. El B-2 ofrece la combinación ideal de carga útil, alcance intercontinental y baja observabilidad que requiere un arma de estas características.

"Es una capacidad exclusivamente estadounidense con la que nos hemos entrenado durante varios años", explicó Kenneth McKenzie, pero añadió que era improbable que el rompebúnkeres se utilizara a menos que Irán atacara al personal o los activos estadounidenses en la región.

La función primaria de la GBU-57 es la neutralización de búnkeres subterráneos, arsenales nucleares ocultos, puestos de mando enterrados, centros de investigación protegidos y cualquier objetivo estratégico que no pueda ser destruido por armas convencionales. Instalaciones como el complejo nuclear de Fordo en Irán o refugios subterráneos en Corea del Norte estarían entre sus potenciales blancos. Se estima que ningún otro proyectil actualmente en servicio puede igualar su capacidad de penetración destructiva.

Desde su entrada en servicio, la MOP ha sido considerada más una herramienta disuasoria que un arma de uso habitual. Su existencia permite a Estados Unidos ejercer presión sobre adversarios que confían en la protección subterránea como garantía de supervivencia. Al mismo tiempo, su empleo requeriría una autorización presidencial, debido al alto riesgo de escalada militar y a las posibles consecuencias colaterales, incluidas repercusiones medioambientales y daños a la población civil cercana.

Existirían versiones mejoradas de la MOP que incluyen sistemas de guiado por GPS de alta precisión y sensores que optimizan el momento exacto de la detonación. La bomba puede ser lanzada desde gran altitud para aumentar su velocidad de impacto y, por tanto, su poder de penetración

Estados Unidos ha evitado transferir esta tecnología a otros países, incluyendo a aliados cercanos como Israel, debido al potencial desestabilizador de su uso. La negativa a compartir la MOP ha obligado a otras naciones a explorar alternativas, ya sea mediante el desarrollo de bombas propias o la ejecución de operaciones especiales para sabotear instalaciones subterráneas.

Otros planes de Israel

El embajador de Israel en Estados Unidos, Yechiel Leiter, sugirió el domingo que Israel tenía planes de contingencia para lidiar con Fordow sin la ayuda de Estados Unidos.

"Tenemos varias contingencias... que nos permitirán lidiar con Fordow. No todo se reduce a, ya saben, despegar y bombardear desde lejos", dijo Leiter el domingo en el programa This Week de la ABC.

Fuentes militares citadas por The New York Times indican que Israel podría intentar reducir la operatividad de Fordow atacando infraestructuras eléctricas periféricas que alimentan el complejo, donde se encuentran las centrifugadoras más avanzadas del programa nuclear iraní. Este tipo de acciones, combinadas con operaciones aéreas selectivas, podrían limitar temporalmente la capacidad iraní para enriquecer uranio.

La posibilidad de emplear fuerzas especiales para sabotear físicamente la entrada también está sobre la mesa. Se trataría de una operación compleja, pero no inédita: en el pasado, Israel ya ha llevado a cabo misiones similares contra objetivos en Siria.

La importancia de esto complejo dentro del programa nuclear iraní quedó reafirmada en marzo de 2023, cuando el Organismo Internacional de Energía Atómica informó del hallazgo de uranio enriquecido al 83,7 % en estas instalaciones, apenas por debajo del umbral del 90 % necesario para fabricar armamento nuclear. 

Estados Unidos ha reforzado recientemente su presencia militar en la región, desplegando aviones cisterna, plataformas de guerra electrónica y aeronaves de apoyo, aunque la Casa Blanca no ha modificado su política de restringir el acceso de Israel a estas bombas rompebúnkeres.

David A. Deptula, general retirado de la Fuerza Aérea, considera que Israel aún cuenta con diversas opciones para intervenir, entre ellas el empleo de unidades de élite que podrían infiltrarse y colocar cargas explosivas en el interior del complejo

Aunque la opción de un ataque aéreo conjunto con Estados Unidos, utilizando bombarderos B-2 y rompebúnkeres, sigue sobre la mesa, según el mencionado diario estadounidenses, los mandos militares advierten de los retos logísticos y diplomáticos que implicaría. Además, una acción de este tipo podría desencadenar represalias iraníes contra intereses estadounidenses en la región y fuera de ella.