Desde el sector industrial se viene reclamando al Ministerio de Defensa desde hace algún tiempo una mayor difusión de sus intenciones a medio y largo plazo en cuanto a planes de equipamiento de sistemas de armas. Una comunicación que es necesaria para ofrecer datos que permitan coordinar los planes de los usuarios con los de los proveedores, de tal manera que se puedan establecer acciones con vocación de permanencia en el tiempo, aún en marcos financieros que previsiblemente no estarán asegurados.
En septiembre de 2011, la Secretaría de Estado de Defensa presentó una evaluación de los programas especiales de armamento que centraba su análisis en la situación de tales programas y apuntaba una serie de deficiencias que había que resolver. Se reconocía que el proceso de equipamiento de las Fuerzas Armadas españolas se había realizado de forma “incoherente y poco planificada” y se recomendaba incidir sobre la planificación a medio y largo plazo para reflejar de forma coherente las necesidades globales de equipamiento.
Las presentaciones realizadas por la Dirección General de Armamento y Material el pasado 17 de marzo en relación con planes específicos de helicópteros y sistemas RPAS dan respuesta a los dos problemas apuntados. Desde el punto de vista de la planificación presentan un avance en cuanto a la integración de todas las necesidades relacionadas con ciertos sistemas considerados estratégicos y establecen una proyección de necesidades en el horizonte 2030. De cara a la industria ofrecen una cierta orientación que se ha reclamado desde el sector, y que sin duda habrá que profundizar y concretar.
En el ámbito de los helicópteros, la participación española en el programa NH90 estuvo motivada por consideraciones de política industrial general y no solo por necesidades operativas. La continuidad del polo industrial de referencia en helicópteros, constituido en Albacete, requiere una proyección a largo plazo que permita despejar algunas dudas sobre su viabilidad futura, máxime en un momento en el que el grupo Airbus está reconsiderando parte de sus actividades a nivel global europeo. Las intenciones anunciadas el pasado martes dejan clara la apuesta del Ministerio de Defensa para contar con Airbus Helicopters como socio de referencia, siempre que se cuente con el soporte industrial adecuado. Una demanda que se muestra clara desde el punto de vista del cliente, con una oferta industrial que puede satisfacer esa demanda y para la que ambos agentes necesitan soporte financiero. Un compromiso que excede las capacidades de ambos pero que, en el marco de la agenda para el fortalecimiento del sector industrial, bien podría considerarse como política parcial a largo plazo.
En el ámbito de los RPAS la adquisición de un sistema estratégico, sin entrar en consideraciones operativas, no parece que pueda repercutir en un mayor desarrollo industrial del sector español. El posicionamiento de nuestra industria de cara a la participación española en proyectos europeos de nivel estratégico/operacional presenta muchas dudas, no por nuestras capacidades, sino por la disposición que los países europeos que están liderando las iniciativas puedan tener para dar cabida a nuevos participantes en condiciones aceptables.
Es en los segmentos tácticos dónde las ideas planteadas desde el Ministerio de Defensa pueden repercutir más directamente sobre la capacitación tecnológica e industrial nacional y donde se espera un apoyo más decidido. El horizonte 2020 marcado para los sistemas Pelícano y Atlante es sin duda una referencia para que nuestras Fuerzas Armadas dispongan de los sistemas tácticos de largo alcance que necesitan. La respuesta de los contratistas principales, de quienes dependen buena parte de suministradores, será clave para evitar que finalmente las necesidades operativas se cubran con otros sistemas. Pero es en el sector de la clase I, en todas sus variantes, donde nuestras empresas están ciertamente capacitadas y necesitan actuaciones concretas a corto plazo ante una demanda que existe y que la oferta doméstica puede satisfacer de forma razonable.
Un loable esfuerzo en planificación de cara al futuro el que se ha realizado desde la DGAM que facilita el establecimiento de políticas específicas. Su comunicación a la industria abre una nueva vía de diálogo y cooperación que requiere nuevas formulas de aproximación para proporcionar soluciones. No es solo necesario un mayor volumen de inversiones sino una mayor coherencia, por parte de administración y empresas, en cuanto al empleo de la financiación disponible, de tal manera que la oferta nacional permita satisfacer la demanda operativa dentro de unos márgenes de requerimientos, plazos y costes asumibles para todos.