Indra, un activo estratégico
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Indra, un activo estratégico

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La fusión en 1993 de Inisel y Ceselsa que dio origen a Indra fue sin duda una apuesta arriesgada, impulsada en ese momento desde instancias oficiales, con participación activa del Ministerio de Defensa, que perseguía la creación de una empresa de referencia en el mundo de las tecnologías de comunicaciones de defensa, en un momento de crisis económica que obligaba a medidas de racionalización.

Desde ese momento Indra no solo se ha convertido en uno de los principales socios de referencia del Ministerio de Defensa español, sino que ha diversificado su actividad hacia otros sectores duales o puramente civiles.

El mercado de Defensa, especialmente el nacional, sigue siendo necesario para el desarrollo tecnológico de la compañía. La empresa es, en cualquier caso, un activo estratégico, desde el punto de vista de la seguridad nacional puesto que tiene fuerte implantación en sistemas de información en diferentes ámbitos. Además, no cabe duda que Indra se ha convertido en los años transcurridos desde su fundación en un activo importante de la marca España, con un peso importante en Iberoamérica, norte de África o países del este europeo. Es una empresa de referencia con ingresos del orden de 3.000 M€ (más del 61% fuera de España) que emplea a 43.000 personas.

Por diferentes razones, durante 2014 la compañía se había situado en una posición en la que la posibilidad de entrada de capital extranjero, amenaza que planeaba desde hacía algún tiempo, se había convertido en una posibilidad real alejada de una hipótesis especulativa. Durante 2014 había perdido un 37% de su valor en bolsa, convirtiéndose en el valor del Ibex que más había caído. Solo en enero de este año había acumulado un 5% de caída. Como desde medios económicos se ha señalado Indra se había convertido en un bocado apetecible para empresas extranjeras.

Determinados movimientos levantaron la voz de alarma ante la posibilidad de perder el control español sobre la empresa. Una españolidad que había costado mantener. Recordemos que la compra de las acciones de Bankia en agosto de 2013 por parte de la SEPI se había producido tras la liquidez obtenida por la venta de acciones en Airbus y ante la incertidumbre generada por la obligación de venta impuesta a Bankia. En cierta manera se compensaba la pérdida de peso en el grupo europeo para preservar un activo tecnológico estratégico.

Los intereses estratégicos, que no están exclusivamente ligados a la defensa nacional, han pesado sin duda en los movimientos para la entrada de Telefónica en el capital de Indra. El movimiento garantiza que el capital español se mantiene en el entorno del 40% del accionariado. Las intenciones a largo plazo podrían mantener ese objetivo puesto que las intenciones de reducir la participación de la SEPI hasta un 10% se podrían compensar con un aumento de la presencia de Telefónica. El momento de este “trasvase” sería cuando la cotización de Indra se sitúe en el entorno de los 10€ por acción para no producir pérdidas en la hacienda pública. Es significativo en este sentido citar que las acciones de Indra se habían revalorizado un 20% al día siguiente de la entrada de telefónica en su accionariado.

El liderazgo personal es importante en una situación como la que se presenta. El Presidente anterior, una vez cumplido su papel de creación y afianzamiento de la empresa, ha dado paso a uno nuevo con reconocido prestigio en la dirección de grandes empresas y que, en principio, cuenta con suficiente apoyo político.

En el ámbito de política industrial, determinadas discrepancias en cuanto al papel que el Ministerio de Defensa o la propia SEPI deberían jugar en el futuro, pueden estar detrás de los cambios accionariales. Lo que se ha materializado en cualquier caso es una menor presencia estatal directa en un sector industrial estratégico, lo que en definitiva lleva a plantear si el mantenimiento de la españolidad puede conseguirse con una menor intervención directa desde el Estado, en términos de aportación de capital público.

En el ámbito operativo la entrada de Telefónica presenta nuevas oportunidades para aprovechar sinergias tecnológicas. Se está apuntando el ámbito de la ciberseguridad como el más claramente beneficiado de forma directa, pero sin duda no será el único. En el campo de las tecnologías de la información, un mundo claramente dual, donde el mundo de la defensa se mezcla con lo civil parece un ámbito donde es de esperar nuevas posibilidades de crecimiento que dependerán de la orientación estratégica que se tome.

Es de esperar que en esa nueva orientación estratégica el campo de la defensa se beneficie de las sinergias entre Telefónica e Indra para obtener un servicio de calidad, puesto que Indra se ha convertido en estos últimos 20 años en la multinacional de consultoría y tecnología líder en España y Latinoamérica.



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