Recuerdos sobre Táctica
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Recuerdos sobre Táctica

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(Infodefensa.com) Por Luis Sánchez Barbero - Suponiendo que no habrá cambiado sustancialmente desde los años 60, recuerdo que en primer curso de la Academia se estudiaba un manual de táctica que, con sus debilidades y deficiencias, era bastante claro en el establecimiento de conceptos primordiales. Como además, era necesario aprenderlo de memoria y al pie de la letra, pasados tantos años aún recuerdo con detalle algunas ideas básicas.

Así, se establecían, entre otros, los llamados “Elementos de la Acción”, entendidos como las formas con las que se ejerce y desarrolla el combate, relacionados a continuación y a los que he añadido, por razones obvias, el de Inteligencia, elevado al rango de Elemento de la Acción en razón del auge adquirido por todos los sistemas de adquisición?tratamiento?análisis de la información aparecidos en las últimas décadas y que continúan actualmente un proceso imparable de desarrollo y mejora.

- Fuego

- Movimiento

- Choque

- Trabajo

- Inteligencia (1)

Así mismo, entre las Misiones asignadas, grosso modo, a las antiguas Armas combatientes, se incluían, para la Infantería, las siguientes:

- Destrucción de la resistencia enemiga con los medios propios y los apoyos necesarios (artillería, aviación, etc)

- Ocupación del terreno

- Consolidación de las posiciones alcanzadas

Y para la Caballería:

- Exploración e información

- Seguridad a los flancos

- Reconocimiento por el fuego

Todo ello, enmarcado dentro de las zonas de acción correspondientes a las unidades tácticas, que para los efectos prácticos de esta reflexión, se consideran unidades tipo, la Brigada y la Agrupación/Batallón.

En los tiempos que corren, y a causa de la “velocidad” imprimida al combate con el brillante desarrollo alcanzado por los equipos y sistemas actuales, hacen necesario dotar tanto a la infantería como a la caballería, de medios blindados potentes en términos de movimiento, resistentes en cuanto a protección y con una potencia de fuego acorde con las capacidades actuales de detección, identificación y neutralización, de cuyos correspondientes medios debe también dotarse.

En cuanto a los datos de despliegue, que se emplean en órdenes de operaciones, se pueden encontrar en los manuales de empleo de Brigada y Batallón., que, aunque con carácter reservado desde antiguo, han sido declarados obsoletos recientemente.

Así, las unidades tipo Brigada mecanizada, ocupan un terreno con un frente entre 3 y 5 Km, con una profundidad de 10 Km aproximadamente.

Del mismo modo, la unidad tipo Batallón despliegan con un frente entre 1 y 2 Km, mientras que la profundidad del despliegue es la que demande la Operación dentro de la progresión de la Brigada.

Estas cifras dependen naturalmente de otras condiciones tales como la misión, el terreno y/o el tipo de enemigo (fuerzas regulares, guerrilla, etc).

En cualquier caso, lo que está claro es que, en principio, los medios blindados actuales cubren estas distancias en tiempos muy reducidos, y las funciones específicas de las Armas pueden ser abordadas desde una misma plataforma móvil, con las modificaciones necesarias.

Lo primero que se plantea es la dicotomía APC versus IFV, esto es, los vehículos porta personal (VPP) y de combate de infantería (VCI).

¿Cuáles son sus diferencias? En la práctica la única diferencia es el arma principal, esto es, los APC están dotados de una ametralladora de .50 o de un lanzagranadas de 40 mm, mientras que el IFV puede llevar un cañón automático de 20, 25 ó 30 mm.

Es difícil de entender que el cumplimiento de las dos misiones principales de la infantería exijan la existencia de dos vehículos distintos, cuando el mismo vehículo, dotado de un cañón automático de calibre medio, pueda ser el transporte de la unidad básica de tropas, esto es, elpelotón de infantería y el sistema para su defensa próxima, esto es, en un radio de 1.500 a 2.000 metros.

La única condición a imponer, es que el vehículo permita el alojamiento seguro del pelotón, además de incorporar la torreta/montaje del cañón. Para ello, las torretas no deberían ser muy sofisticadas –ni pesadas?, dado que los automatismos y/o control remoto ocupan un volumen que será necesario para el transporte de la tropa.

Como ejemplos más próximos, quepa citar los vehículos de cadenas más comunes, tales como PIZARRO, ULAN y CV?90 que transportan un pelotón y llevan un cañón de 30 mm. En cuanto a ruedas, es notable el sistema NEXTER VBCI dotado con torre de 25 mm.

Por otro lado, y para la aplicación de caballería, y haciendo abstracción de versiones tipo CENTAURO y otras plataformas dotadas de cañones de gran calibre, me permitiría hacer la siguiente reflexión.

La seguridad a los flancos y el reconocimiento por el fuego, exigen disponer de medios más potentes que los que la infantería demanda para su defensa próxima e inmediata. Esto se traducirá, en cañones de mayor calibre, por encima de 30 mm, alta cadencia y mayor protección, ya que su entorno de actuación es más autónomo debido a un encuadramiento menos rígido en los despliegues tácticos, pudiendo actuar a alcances de 2.500 a 3.500 metros.

Así, un vehículo blindado de caballería podría ser un VCI dotado de un arma más potente; por otro lado, dispondría de un mayor espacio interior para el acoplamiento de la misma, dado que no necesita acoger a un pelotón de fusileros.

De este modo, podría pensarse en la adopción de sistemas autónomos tipo RCWS o similar, que para calibre 30 mm o superior, exigen un notable volumen interno.

Como reflexión adicional, y dejando de nuevo aparte los sistemas tipo CENTAURO, tal vez las misiones de observación y reconocimiento típicas de la caballería, podrían ser encomendadas a vehículos tipo 6x6, que, con las modernas tecnologías pueden simultanear un alto nivel de movilidad con el menor grado de vulnerabilidad que aporta su inferior tamaño.

Como conclusión, podría decirse que en la actualidad, y observando las tendencias que exhiben los ejércitos modernos, parece que esa diferencia, más de fuero que otra cosa, entre los vehículos de infantería y los de caballería, tiene cada vez menos justificación, y que un mismo vehículo podría cumplir ambos tipos de misiones, máxime en los tiempos que corren, donde los ministerios de defensa no pueden hacer muchas concesiones a reivindicaciones forales.

(1) Sin conocer el estado de cambio –si alguno? actual de la doctrina, espero que a nadie repugne su inclusión a efectos de este breve comentario.

Luis Sánchez Barbero se licenció como teniente de Infantería (con el núm. 1) en 1970 y en 1979 ascendió a capitán ingeniero de armamento (con el num 1). Durante más de 20 años ha sido directivo de empresas tales como Explosivos Río Tinto, Unión Española de Explosivos, Santa Bárbara, IZAR y Navantia. Actualmente es consultor independiente.



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