Los submarinos Scorpène de la Armada de Chile efectúan vigilancia oceánica en Juan Fernández
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Los submarinos Scorpène de la Armada de Chile efectúan vigilancia oceánica en Juan Fernández

Submarino clase Scorpene en Archipiélago Juan Fernández foto Armada de Chile
Uno de los submarinos clase Scorpène en Bahía Cumberland. Foto: Armada de Chile
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Los submarinos SS-22 General Carrera y SS-23 General O´Higgins de la clase Scorpène de la Armada de Chile recalaron en bahía Cumberland, al noreste de la isla Robinson Crusoe, en el marco de operaciones de vigilancia oceánica y presencia naval en el Archipiélago de Juan Fernández.

Submarino clase Scorpene en Bahu00eda Cumberland isla Robinson Crusoe foto Armada de Chile


Las unidades de la Fuerza de Submarinos efectuaron estas operaciones como parte de los ciclos de entrenamiento planificados anualmente por el Comando de Operaciones Navales (Comoper).

Este tipo de actividades permiten garantizar la soberanía y resguardar la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del país, contribuyendo y velando por la preservación de los recursos naturales en el área de responsabilidad nacional.

Los submarinos de la clase Scorpène no es primera vez que desarrollan operaciones de vigilancia oceánica. El SS-23 General O´Higgins efectuó entre el 18 de mayo al 5 de junio del 2020 un operativo que abarcó entre Talcahuano al Límite Político Internacional (LMI) y desde Arica a Valparaíso, en una superficie de 54.220 millas náuticas cuadradas.

Los Scorpène en la Armada de Chile

Los SS-22 General Carrera y SS-23 General O´Higgins son submarinos diésel-eléctricos de última tecnología que han sido diseñados para desarrollar misiones de guerra antisubmarina, antisuperficie y operaciones especiales. Se caracterizan por su furtividad, persistencia en operaciones y potencia de fuego.

Submarinos Scorpene en navegaciu00f3n foto Armada de Chile


La incorporación de estas unidades es resultado del proyecto Neptuno que tuvo por finalidad reemplazar a los submarinos SS-22 Obrien y SS-23 Hyatt del tipo Oberon con una nueva generación de submarinos diésel-eléctricos. El contrato de construcción fue adjudicado al consorcio DCN/Bazán (hoy Naval Group y Navantia, respectivamente) y se firmó el 17 de diciembre de 1997 por una cifra de 420 millones de dólares.

Las empresas dividieron la carga de trabajo encárgandose el astillero galo de construir la sección de proa de cada unidad (cámara de torpedos, cámara de baterías de proa, cámara de mando/ acomodaciones) mientras que Navantia hacia lo mismo con las de popa (cono de cola con propulsión, cámara de máquinas y cámara de baterías de popa), enviando posteriormente cada una de estas firmas una sección para realizar el ensamblaje final.

El SS-23 General O´Higgins, el primer submarino construido, fue terminado y botado al mar por Naval Group en Cherburgo y entregado a la Armada de Chile en septiembre de 2005. Por su parte Navantia efectuó este proceso con el SS-22 General Carrera en Cartagena y la unidad se incorporó en julio de 2006.

Capacidades de combate avanzadas

Los submarinos de la clase Scorpène tienen 66,4 metros de eslora, 8 metros de manga total incluyendo hidroplanos, 16,4 metros de puntal total y 5,4 metros de calado medio. Desplazan 1.711 toneladas sumergidos, una velocidad de 21 nudos bajo el mar y una autonomía de 6.500 millas náuticas a 8 nudos en superficie.

Submarino clase Scorpene foto Armada de Chile


Las unidades poseen el Sistema Táctico de Combate Submarino (Subtics) de Naval Group y la suite de sonares TSM2233 MK 2 de Thales que comprende un sonar de casco de frecuencia media con sistema de búsqueda activa/ pasiva; un sonar cilíndrico de largo alcance de detección acústica panorámica en 360º que opera en modo pasivo; un sonar de interceptación de búsqueda activa; un sonar de flanco utilizado para detección pasiva y un sonar de alta resolución pata detección de obstáculos y minas

Las unidades chilenas disponen de seis tubos lanzatorpedos de 533 mm capaces de disparar torpedos pesados, misiles o sembrar minas. El sistema automático de manejo y recarga de los torpedos permite su disparo en salva. Cada submarino puede transportar un máximo de 18 torpedos o misiles o bien 30 minas. Su arsenal está compuesto por torpedos Black Shark Advanced de Leonardo, SUT Mod 1 de Atlas Elektronic y misiles antibuque SM-39 de MBDA.

Los submarinos fueron los primeros Scorpène en recibir un programa que permitió recobrar sus capacidades nominales originales de diseño. El primer refit se realizó en el SS-23 General O´Higgins y concluyó en 2016. Por su parte el SS-22 General Carrera finalizó este programa en el segundo semestre de 2018. Ambas unidades incorporaron, además, en Asmar Talcahuano, un disipador de calor en la vela para reducir la firma térmica de los gases de escape.

Fotos: Armada de Chile



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