La UE no moviliza sus grupos de combate ante la invasión de Ucrania

La invasión rusa iniciada el pasado 23 de febrero ha llevado a reforzar las posiciones militares europeas en áreas próximas a Ucrania, coordinadas bajo el paraguas de la OTAN. Ante el recrudecimiento de la escalada bélica ¿podrían desplegarse también soldados directamente bajo la bandera del círculo de estrellas con fondo azul? De momento, la Unión Europea ha sorprendido acordando por primera vez en su historia el envío de material ofensivo a un país en pleno conflicto, lo que hasta hace una semana resultaba casi impensable. Otro paso sin precedente, aunque en teoría posible, sería el despliegue de una fuerza del viejo continente al margen de la Alianza Atlántica.

La Unión Europea (UE) cuenta desde 2007 con un brazo militar propio capacitado para intervenir en determinadas acciones urgentes. En concreto se trata de dos batallones de alrededor de 1.500 soldados cada uno congregados en los llamados grupos de combate de la UE. Éste no es el denominado (quizá con demasiada grandilocuencia) Ejército europeo, por el que el presidente francés, Emmanuel Macron, ha venido abogando para intervenir en distintas crisis internacionales; ni tampoco es la propuesta de fuerza de intervención rápida de 5.000 militares incluía en la denominada Brújula Estratégica que el jefe de la diplomacia de la UE y de la Agencia Europea de Defensa, Josep Borrell, presentó el pasado noviembre. En realidad es un recurso ya disponible que Europa todavía no ha utilizado. Y que, de momento, no ha trascendido que esté encima de la mesa para un posible uso frente a la crisis generada por la invasión rusa de Ucrania.

La decisión final del despliegue de uno de estos grupos de combate corresponde al Consejo de la UE, cuya cronología de Respuesta de la UE a la invasión rusa de Ucrania, que se va actualizando día a día, no incluye de momento nada relativo a esta capacidad. Por ahora, solo se recogen aspectos como las distintas sanciones acordados contra Rusia y sus dirigentes, las declaraciones conjuntas de los mandatarios europeos sobre la situación en Ucrania, comunicados de aliento al pueblo ucraniano, debates sobre la situación en el ámbito energético y agroalimentario abierto como consecuencia de la invasión, las sanciones a los canales de comunicación estatales rusos Russia Today y Sputnik y la prohibición el acceso al sistema internacional de pagos SWIFT a determinados bancos rusos

Sobre materia exclusivamente de defensa, el lunes 28 de febrero la UE aprobó el paquete de apoyo a las Fuerzas Armadas de Ucrania de 500 millones de euros, de los que 450 millones se refieren a material ofensivo. Ese mismo día los ministros de Defensa de la UE expresaron, en una videoconferencia informal, “su intención de reforzar el apoyo en los próximos días y semanas”, sin concretar más. A petición de Ucrania, también se ha acordado proporcionar inteligencia geoespacial a través del Centro e Satélites de la UE. Además, la Unión Europea continuará colaborando con otros países de la región, como Moldavia, Georgia y los países de los Balcanes Occidentales, a los que se compromete a prestarles apoyo.

Dos batallones

Para un posible despliegue de los grupos de combate de la UE se precisa que el llamado Comité Político de Seguridad, que está integrado por representantes de los 27, identifique la necesidad de responder a la crisis creada. Posteriormente, tras el diseño de la operación, el Consejo de la UE sería el encargado de dar la luz verde definitiva, lo que precisa de unanimidad. Todo el proceso, desde la identificación de la crisis hasta el despliegue de los efectivos sobre el terreno, no puede alargarse más allá de 15 días. Pero, a menos que la misión se centrase la evacuación de ciudadanos de la UE, lo normal es que responda a una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Los dos batallones que conforman los grupos de combate de la UE (conocidos generalmente por la denominación Battlegroups, en inglés) están configurados para que siempre haya uno disponible. Son unidades multinacionales que van rotando cada medio año, de modo que España, por ejemplo, será la encargada durante la segunda mitad de este mismo año, con apoyo de Portugal.

Ruptura de un tabú

“En un mundo impresvisible, reaccionar rápido es a veces la única forma de reaccionar de manera efectiva”, explican desde la Unión Europea al referirse a estos Battlegroups, creados para permitir “que la UE y sus estados miembros respondan de manera temprana y rápida a los conflictos en desarrollo”, lo que al menos sobre el papel parece encajar con la situación abierta en Ucrania. Si bien, conforme pasan los días, cada vez es menos posible realizar una actuación “temprana y rápida”, lo que va en detrimento de la capacidad de respuesta. “Prevenir conflictos y participar en una etapa temprana es más eficiente y efectivo que implicarse en una etapa posterior dentro de conflictos violentos en toda regla”, informa la UE en un folleto corporativo sobre estos grupos de combate.

Ante estas circunstancias, no parece muy previsible que Europa acabe movilizando por sí misma tropas ante la crisis de Ucrania más allá de la OTAN, como está haciendo ahora. Si bien tampoco resultaba muy probable que acabase enviando armamento en una iniciativa propia que finalmente activó apenas cinco días después del inicio de la invasión, a través de los citados 450 millones, extraídos del llamado Fondo Europeo para la Paz. Con esta actuación, como apuntó el Borrell, se ha roto el “tabú” de que “la UE no daba armas en una guerra”. El siguiente “tabú” roto quizá será ver el despliegue de soldados por un conflicto internacional bajo mandato directo de la UE.