Canadá culmina su cambio de postura sobre el caza F35 y encarga 88 por 13.200 millones

Ottawa ha completado su giro de 180 grados respecto al avión de combate F-35. De rechazar tajantemente su compra ha pasado ahora a confirmar la adquisición de una flota de 88 aeronaves por un montante estimado en 19.000 millones de dólares canadienses (algo más de 13.200 millones de euros al cambio actual). La ministra de Defensa Nacional, Anita Anand, ha confirmado la operación, incluido el señalado precio, “lo que la convierte en la mayor inversión en nuestra Real Fuerza Aérea Canadiense en tres décadas”, ha precisado.

El anuncio, recogido también por el fabricante de los aparatos, Lockheed Martin, contrasta notablemente con la política con la que el actual primer ministro del país, Justin Trudeau, accedió al poder en 2015. En aquel momento se oponía firmemente a la compra de estos aviones, pese a que Canadá es uno de los nueve países socios del programa F-35 (los otros ocho son Estados Unidos, líder de la iniciativa; Reino Unido; Italia; Países Bajos; Australia; Noruega; Dinamarca y Turquía, que finalmente quedó fuera por desavenencias por la compra que realizó de sistemas de defensa rusos S-400).

Más recientemente, coincidiendo con el inicio de la invasión rusa de Ucrania, la postura del Ejecutivo canadiense comenzó a virar, y Canadá comenzó las negociaciones con el fabricante para la compra de los 88 aviones del modelo de quinta generación que ahora se ha confirmado. El momento coincide con importantes anuncios sobre la compra del mismo modelo por parte de Alemania, que igualmente llegó a rechazar con toda contundencia que fuese a encargarlo; Chequia; Grecia y Países Bajos, que ha solicitado un incremento de la flota ya comprometida.

Se da la circunstancia de que los planes originales canadienses, antes de que el actual Gobierno los anulase, contemplaban la adquisición de 65 unidades, 23 menos, por tanto, que los ahora contemplados.

Tras las expectativas abiertas en el mercado de aviones de combate por aquel rechazo al F-35, que llevó a la apertura en 2017 de un concurso internacional, las opciones europeas comenzaron a perder fuerza al trascender que el ganador debería certificarse para poderse conectar a sistemas de inteligencia de máxima seguridad estadounidenses. De ese modo, la sueca Saab, fabricante del caza Gripen, y la germano-franco-española Airbus, que encabezaba la opción del caza Eurofighter, se quedaron prácticamente sin posibilidades, mientras que la francesa Dassault, desarrolladora del avión Rafale, abandonó antes el concurso precisamente por considerar que se favorecía a las compañías del otro lado del Atlántico.

El primer aparato, en 2026, y en 2034, la flota contemplada

Finalmente, hace unos nueve meses, como se ha explicado, el Gobierno canadiense reveló que su favorito es el F-35 y que comenzaría la negociación con el fabricante para definir la compra ahora confirmada.

La entrega de los primeros F-35 canadienses comenzará previsiblemente en 2026, tres años después del inicio de su construcción, este mismo año, y la flota alcanzará su capacidad cooperativa completa entre los años 2032 y 2034.

El Gobierno canadiense estima que la compra de los 88 nuevos aviones repercutirá también en la industria del país. “La adquisición y mantenimiento inicial del proyecto F-35 tiene el potencial de contribuir con más de 425 millones anuales al producto interior bruto de Canadá y cerca de 3.300 empleos anuales (directos e indirectos) para la industria canadiense y los socios de la cadena de valor durante un período de 25 años”, según la información facilitada por el departamento de Servicios Públicos y Adquisiciones de Canadá.

150 millones por avión

El precio al que finalmente Ottawa va a adquirir sus F-35 supone un coste de 150 millones de euros por aeronave. Las importantes oscilaciones entre las cantidades anunciadas por la compra de este modelo por parte de los distintos países que se están haciendo con él están relacionadas por elementos clave como qué tipo de armamento, equipos y servicios incluye finalmente cada operación y el hecho de que el comprador forme previamente parte o no del programa.