NEWSLETTER
ALERTAS
Compra de recursos militares usados en Latam: entre la alternativa de modernización y el acopio de material obsoleto (Parte III)
Venezuela
Tras culminar la Segunda Guerra Mundial, gracias a su renta petrolera, Venezuela tuvo la posibilidad de adquirir material militar nuevo de fábrica y de lo mejor que ofrecían los catálogos de los proveedores. Sin embargo, en ciertas oportunidades también se proveyó de material de segunda mano, por vía de donación y a través de acuerdos de cooperación militar con Estados Unidos o mediante compras directas a los usuarios.
Estas adquisiciones tuvieron como propósito paliar algún requerimiento específico como —por ejemplo— completar pérdidas o desgaste de equipos fuera de producción, o para atender necesidades inmediatas, como los buques para la Armada excedentes de la Armada estadounidense.
Gran parte del material de segunda mano recibido por diferentes vías entre los años ‘50 y ‘90 del siglo pasado, prestó valiosos servicios a las Fuerzas Armadas venezolanas y ha sido objeto de actualizaciones para prolongar su vida útil por mucho tiempo, hasta comienzos de la década pasada. De hecho, cuatro patrulleros clase USCG Point, recibidos entre 1991 y 1998, y dos aviones Fairchild C-26 Metroliner, a finales de la misma década, cedidos por Estados Unidos, se mantienen operativos en la Armada y la Aviación Militar.
Allá por febrero de 1999, recapitula Carlos E. Hernandez, el nuevo régimen político establecido en Venezuela inició un distanciamiento con Estados Unidos y afrontó la consecuente prohibición de venta y transferencia de material y tecnología militar estadounidense a las Fuerzas Armadas venezolanas en 2005, medida a la que se sumaron otros países aliados a Washington y a Unión Europea. De esta forma, se ha dificultado significativamente mantener la operatividad de los sistemas de armas nuevos y de segunda mano de procedencia occidental.
Paralelamente, el nuevo Gobierno venezolano inició un proceso de acercamiento con gobiernos de afinidad ideológica o intereses geopolíticos comunes, principalmente Rusia, China, Bielorrusia e Irán. A su vez, reorientó sus compras militares hacia esos países; sin embargo, debido a la estricta reserva que se ha impuesto a esas negociaciones no es posible determinar cuál es material nuevo y cuál de segunda mano. Se entiende que el material chino que ha sido adquirido es nuevo. Respecto al suministrado por Rusia, el corresponsal de Venezuela para Infodefensa entiende que que gran parte del recibido es nuevo, mientras que otros, como por ejemplo, algunos medios blindados, sistemas de artillería y misilísticos antiaéreos, podrían ser de segunda mano. “No necesariamente equipos desgastados, sino excedentes de las Fuerzas Armadas rusas; o con poco uso y actualizados antes de su entrega”, señala.
México
México ha dejado de comprar armamento de segunda mano a partir del 2010. Las Fuerzas Armadas entienden que resulta mejor inversión hacerse con equipos nuevos porque a la larga traen menos gasto que la adquisición de material usado. No obstante, cabe señalar que llevan poco más de un lustro sin comprar absolutamente nada.
Según el corresponsal de Infodefensa en la zona, José A. Quevedo, la primera gran llegada de material de guerra se da en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, bajo la amenaza real de una invasión japonesa a la península de Baja California y el hundimiento de buques mexicanos en manos de submarinos alemanes.
“El reequipamiento para Defensa trajo aviones, vehículos, buques y armamento usados en grandes cantidades desde los Estados Unidos. La aviación militar se fortaleció en primer lugar con la llegada de los aviones de combate P-47D después de la guerra y excedentes del país del norte para crear una unidad de combate con la experiencia adquirida”, señala.
Luego, las aeronaves adquiridas en el marco de la guerra mundial fueron paulatinamente sustituidas en los años ‘60: los AT-6 y los P-47D por T-28 usados también estadounidenses.
Aunque desde 1958 la FAM llevaba ya algunos años tratando de incorporar aviones jet, no lo pudo concretar sino hasta 1961 con la llegada del entrenador a reacción T-33 provenientes de stocks norteamericanos y aviones Havilland Vampire Ex -RCAF de segunda mano comprados a un proveedor civil, desactivados en 1967. La Defensa aérea quedó a cargo de un avión entrenador el T-33. Por un periodo de 15 años México no contaría con un avión adecuado para esa función.
El jet entrenador T-33, marco toda una epoca en la aviacion mexicana, siendo el mas numeroso reactor operado por la FAM. Firma JAQC
La segunda etapa inicia en los primeros años de la década del ‘80, cuando se hacía evidente que los aviones a pistón como los AT-6, T-28, DC-3, DC-4 y DC-7, eran ya anticuados, por lo que empezaron a ser sustituidos por aviones más modernos, en el caso del T-28 por los turbohélices Pilatos PC-7 de nueva fabricación. A la fecha más de 20 siguen en servicio.
Perú y Bolivia
Las compras de equipos militares de las Fuerzas Armadas del Perú en las últimas décadas no han seguido un patrón definido y han sido muy influenciadas por la coyuntura política, económica y social.
En las décadas de los ‘60, ‘70 y ‘80 se compraron tanto materiales nuevos de fábrica como de segunda mano. Las adquisiciones de material usado —relata el corresponsal para Infodefensa en Perú, Peter Watson— han sido predominantemente compras de oportunidad, demasiado buenas como para dejarlas pasar. Un ejemplo de ello puede ser la compra del buque de aprovisionamiento BAP Tacna y los tres helicópteros Bell 412SP a Países Bajos.
Es en la última década que se ha sumado una nueva modalidad a la incorporación de equipos: la donación. Así, se han incorporado camiones militares y hospitales móviles de campaña chinos, un par de corbetas surcoreanas y recientemente seis helicópteros navales Sea King provenientes de España.
“La aceptación repetida de donaciones es también síntoma del desinterés de los últimos gobiernos peruanos por la modernización de las Fuerzas Armadas”, dice Watson. Cabe señalar que la donación de material es a menudo una de las formas que tienen determinados países para captar el interés de los Ministerios de Defensa Nacionales, en este caso el de Perú, sobre los productos de su industria local y así prolongar proyectos de cooperación que eventualmente se puedan traducir en adquisiciones concretas, con o sin transferencia de tecnología.
Las Fuerzas Armadas de Bolivia también han recibido —mayoritariamente— equipos militares y sistemas de armas nuevas, tanto por la vía de adquisición directa como por la de la cooperación militar sin costo, especialmente de China. No obstante, comenta el corresponsal Carlos E. Hernandez, la recepción de material de segunda mano no ha estado ausente, principalmente a través de donaciones. Respecto a aeronaves, en las dos décadas pasadas, figuran donantes como Estados Unidos con helicópteros Bell UH-1H Iroquis y aviones de transporte Lockheed Martin C-130 Hercules; Brasil, con helicópteros UH-1H; y Venezuela, con aviones de entrenamiento Beechcraft T-34A Mentor y helicópteros Aérospatiale SA 316B Alouette III.
