Javier Rupérez no cree que "Estados Unidos vaya a seguir teniendo el mismo nivel de compromiso con la OTAN"
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Javier Rupérez no cree que "Estados Unidos vaya a seguir teniendo el mismo nivel de compromiso con la OTAN"

El que fuera primer embajador español ante la Alianza Atlántica ha compartido una charla con Félix Sanz Roldán en un acto organizado por Infodefensa.com
Javier Rupérez, el primer embajador español ante la OTAN, durante su intervención en el desayuno de Infodefensa
Javier Rupérez, el primer embajador español ante la OTAN, durante su intervención en el desayuno de Infodefensa
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Javier Rupérez, destacado diplomático y político español, fue también el primer embajador español ante la OTAN y posteriormente ante Estados Unidos, motivo por el cual su conocimiento sobre el papel de España en la Alianza Atlántica y sobre las relaciones bilaterales entre Madrid y Washington es clave para entender el presente.

Por este motivo, hoy ha protagonizado, junto al general y exdirector del CNI Félix Sanz Roldán, el desayuno organizado por Infodefensa.com para analizar la Cumbre de la OTAN en La Haya que tendrá lugar la semana que viene y que será clave para el futuro.

Rupérez, que conoce los entresijos de la organización como pocos, no cree que “Estados Unidos vaya a seguir teniendo el mismo nivel de compromiso con la OTAN ni la misma disposición voluntaria de presencia en Europa y la petición de que los países miembros suban la inversión en defensa hasta el 5% del PIB es buena muestra de ello”.

En cualquier caso, para el diplomático, más allá de las dudas de un momento como este, lo que está claro es que la “OTAN es un elemento central del mantenimiento de la paz, la dignidad y la libertad. Los tiempos han cambiado muchísimo pero incluso con esas alteraciones, esa Alianza Atlántica política militar y defensiva es una garantía de un orden internacional”. 

Por todo ello, cree que España “está donde tenía que estar y donde tiene que seguir estando, porque continúa estando clara la finalidad de la OTAN, que no es otra que defender nuestra libertad y por eso debemos seguir siendo un aliado fiable, porque nos va en ello nuestra libertad”, ha explicado.

En cuanto a los primeros contactos que se realizan para que España entre en la OTAN, Rupérez se ha remontado al momento en que muere Franco, en 1975, en que “nuestro país no está en ningún sitio, ni en la Alianza, ni en la entonces Comunidad Europea. De hecho -explica-, había una relación con Estados Unidos muy desequilibrada, porque nosotros les dábamos mucho y ellos muy poco, lo que empieza a generar entre la población y en el ámbito político un sentimiento antiamericano que luego se traduce en el rechazo de la gente a la presencia de las bases norteamericanas en España”.

Definir con quién estaba España

Quedaba claro que el Gobierno tenía que posicionarse y definir dónde y con quién estaba España. De hecho, “en la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación en Europa, celebrada entre 1973 y 1975, había un bloque soviético en torno a la URSS, un bloque occidental en torno a Estados Unidos, luego los países no alineados y, por último, dos países que no estaban en ninguno: el Vaticano y España”, ha explicado. 

Por este motivo, tras la muerte de Franco para España había dos temas fundamentales: Europa y la Alianza Atlántica. “En el primer caso había pocas dudas de que queríamos entrar, pero en el de la OTAN sí que las hubo, fruto de ese sentimiento antiamericano y de querer ser un país neutral”.

Pero el diplomático español tenía claro que España debía estar en la OTAN: “Para mí era un tema central, había que estar como los demás, lo que lleva en 1981 a una decisión del Congreso y del Senado a favor, y entramos. En 1982 gana el PSOE y en su programa estaba abandonar la OTAN. Yo fui el primer embajador en la OTAN y cuando me despido en 1983 de quien era el secretario general, el neerlandés Joseph Luns, me dice que, si España entró para irse después, hubiera sido mejor no haber entrado”.

Sin embargo, recuerda Rupérez, uno de los primeros viajes al exterior del nuevo presidente del Gobierno, Felipe González, es a Bonn, la capital entonces de la República Federal Alemana, el canciller Helmut Kohl, quien le previene de que si España quiere estar en el Mercado Común no debería dejar la OTAN. Finalmente, el PSOE convoca el referéndum tras cambiar de opinión al respecto y nuestro país se queda en la organización y, en 1999, se produce la integración en la estructura militar, que fue un paso tardío”.

Todo este recorrido histórico lleva a Rupérez a tener claro que “el lugar de España en el mundo es ese, el de la Alianza Atlántica, lo cual no es obstáculo para pensar que la seguridad tendría que ser cada vez más europea, porque evidentemente esa capacidad de disuasión debe quedar afirmada en la voluntad europea de defensa frente a Vladimir Putin”.

Suecia y Finlandia

Tanto es así que las dos últimas incorporaciones a la OTAN, Suecia, pero sobre todo Finlandia, remarcan ese papel defensivo y, de hecho, suponen un hito como lo fue la entrada de España en su momento: “Si como diplomático me dicen hace 50 años que Finlandia iba a entrar en la Alianza Atlántica no me lo hubiera creído, pero ahora tienen miedo a Putin y a Rusia y ese dato es fundamental”. 

La cercanía a Rusia, explica, es clave para entender por qué cuando cae la URSS la mayoría los países del bloque soviético se apresuran a entrar en la OTAN y por qué el país que más porcentaje de inversión dedica a defensa es Polonia. Y es que “todos ellos habían tenido una historia de terror en sus relaciones con Rusia”.

Sobre la situación actual de la Organización, cree que la de hoy es muy distinta de la inicial pero hay que preservarla. Es una garantía de nuestra libertad, seguridad y dignidad. Desde el punto de vista de la disuasión sigue siendo fundamental, aunque creo que de cara al futuro será muy importante el desarrollo de las relaciones entre los países europeos y Canadá”.



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