La española Indra eligió hace poco más de dos meses la feria Feindef en Madrid para la presentación oficial de un nuevo Vehículo Aéreo Multipropósito (VAM), bautizado con el nombre de Valero. Un innovador sistema de armas 100% español, diseñado para el combate colaborativo, a partir de las lecciones extraídas de conflictos como la guerra en Ucrania, e ideado para su empleo en masa en enjambres a un bajo coste, con diferentes cargas dependiendo de la misión.
Valero captó enseguida todas las miradas, pues se trata de un vehículo y concepto de operación relativamente novedoso que interesa a fuerzas aéreas de todo el mundo y en el que trabajan ya varias compañías.
En el caso de Indra, el proyecto no es ni mucho menos nuevo. La multinacional tecnológica ha cocinado el diseño del vehículo aéreo y de sus sistemas asociados durante un año y medio antes de la puesta de largo, y desde hace unas semanas ya está inmersa en los primeros vuelos con el demostrador tecnológico.
Características y versiones
El punto de partida es la necesidad operativa de las Fuerzas Armadas españolas. El sistema consta de tres piezas principales: el Vehículo Aéreo Multipropósito (VAM), el lanzador configurable de superficie (LSC) o aéreo y la estación de planeamiento y control (EPC).
El VAM, el protagonista de este sistema de armas, tiene un peso de alrededor de 250 kg y está compuesto por varios subsistemas: propulsión; sistema de misión; control de vuelo; guiado y navegación; sistema de recuperación; sistema eléctrico y de distribución; sistema de mando y control; comunicaciones; cargas de pago; y cabeza de guerra. Inicialmente, los trabajos están enfocados en la versión que será lanzada desde superficie.
Se trata de un vehículo aéreo con un concepto modular y flexible pensado para operar en una única misión, pero que tendrá la opción de recuperación por una cuestión práctica de ahorro de costes, explica a Infodefensa Luis Miguel García Moreno, responsable del sistema Valero de Indra. El diseño será el mismo ya sea una misión tierra-aire desde el lanzador en superficie o aire-aire desde el lanzador instalado en un avión. Lo que cambiará es la carga de pago.
Valero contará con diferentes versiones, según la misión. Indra trabaja para incorporar, como decíamos, la posibilidad de reutilizar el vehículo, más allá de la misión final o la configuración seleccionada. Todas tendrán los mismos subsistemas y usarán lanzadores estándar ya sean de superficie o aéreos, sin necesidad de recalificar el VAM o equipos asociados.
El foco en la actualidad está puesto en la variante de señuelo con cabeza de guerra. Un señuelo -activo o pasivo- para engañar y saturar las líneas enemigas. En una segunda fase, Indra planea desarrollar un Valero con jammer (dispositivo de guerra electrónica) más específico contra amenazas concretas y ampliar la capacidad de engaño, incluyendo además un data link para compartir datos entre los distintos VAM en vuelo.
En todo caso, detalla el responsable del programa, la idea no es instalar robustos y complejos sistemas, por ejemplo, un terminal satcom con banda ancha, puesto que siempre estarán muy medidas variables como el rendimiento, las prestaciones y el tipo de operación, en busca de la eficiencia en el coste que permita al final el uso en masa.
Al incorporar un receptor de guerra electrónica, más una cámara y equipos de navegación, la información captada por Valero también podrá utilizarse para el reconocimiento táctico, si bien, esta no será una tarea específica. De cara a futuras versiones, Indra contempla además un guiado terminal avanzado -en las primeras variantes será más simple- para incrementar la precisión.
¿En qué punto está el programa?
Indra continúa con el trabajo de ingeniería de sistemas, modelo y simulación, tras completar la fase de análisis operacional. La empresa está metida de lleno en los primeros vuelos del demostrador tecnológico para demostrar los avances técnicos en los distintos subsistemas y reducir riesgos de cara a la futura integración del sistema.
Estos vuelos se extenderán a lo largo de este año y el que viene, de acuerdo con el calendario previsto por la compañía, con el objetivo de ganar madurez. Para 2026, también está prevista la CDR (Revisión Crítica de Diseño), un hito clave en cualquier programa de ingeniería, no obstante, desde Indra explican que el plan es alcanzar este punto con un diseño maduro, con unos plazos de desarrollo más dinámicos y flexibles que en los ciclos convencionales de ingeniería.
"La filosofía es comprimir los plazos y a la vez ser muy rigurosos", destaca García Moreno. "El concepto de este programa es no parar de volar y ensayar para reducir esos tiempos. No afrontamos un proyecto de ingeniería clásico de PDR, CDR... El proyecto está directamente dirigido a la producción".
Indra avanza, de forma paralela, en el desarrollo de los lanzadores de superficie que podrán estar instalados en tierra firme, en un emplazamiento fijo o sobre un camión, y también a bordo de un buque. En este caso, el lanzador incorporará un impulsor. Por su parte, la estación de planeamiento y control determinará la misión a realizar y trasladará la información al lanzador, que completará la preparación de la misión y la cargará en el vehículo. La compañía ya ha puesto en marcha, en colaboración con otras empresas españolas, grupos de diseño aerodinámico y aeroestructural.
Necesidad operativa y plan industrial
El programa busca aportar capacidades de saturación y de engaño de las defensas enemigas en las denominadas operaciones de alta masa crítica, así como generar superioridad en el enfrentamiento. El desarrollo de Valero va muy por delante del concepto de FCAS, pero en un futuro será un aliado más de este proyecto.
En las fases iniciales, Indra se ha centrado en el desarrollo del concepto y en el análisis operacional para identificar con diferentes escenarios y necesidades operativas qué vehículo o sistema de armas sería el más adecuado para las necesidades de las Fuerzas Armadas. Esta etapa ha permitido refinar los requisitos operacionales de Valero mediante básicamente la simulación de cientos y cientos de misiones y el estudio de los resultados con y sin el empleo del sistema. Para ello, ha sido fundamental el papel del Centro de Excelencia de Análisis Operacional (en el que profundizaremos en otro reportaje).
El proyecto apuesta por una solución 100% española para dotar a las Fuerzas Armadas de una capacidad que hoy no tienen, alienada con el multidominio y el combate colaborativo. También persigue garantizar la soberanía tecnológica e industrial, lo que permitirá además, resalta Indra, introducir modificaciones de forma ágil durante el desarrollo y en fases posteriores. En el plan industrial estarán otras empresas españolas del sector que ya están trabajando en algunas partes del sistema. En este punto, Indra como compañía tractora destaca que el programa generará empleo en Madrid y otras comunidades autónomas, fomentando la cohesión territorial.
Valero está basado, como apuntábamos, en una necesidad operativa, si bien es un desarrollo que Indra lanza a riesgo con fondos propios. El proyecto intenta no dejar ningún cabo suelto desde el punto de vista de la industrialización y la autonomía en la producción. El diseño de todo el sistema está pensado para externalizar parte de la fabricación en actores no comunes. Incluso existe un estudio sobre las posibles opciones de encargar, en caso de guerra, componentes de Valero a actores civiles, garantizando así el suministro ante un posible ataque enemigo sobre el esquema industrial. Dicho análisis también prevé los plazos para retomar la producción en caso de daños en un conflicto a la infraestructura fabril y para incrementar la producción de forma exponencial.