La industria española dispone de medios tecnológicos que permiten detectar, analizar y neutralizar en tiempo real más del 90 % de los ataques por interferencias electromagnéticas o jamming dirigidos contra sistemas estratégicos como vehículos no tripulados, satélites y redes de comunicación militares.
Este nivel de protección se logra gracias a empresas como Integrasys, compañía española con 35 años de experiencia que desarrolla sistemas para abordar las necesidades de la Superioridad del Espectro, comunicaciones, PNT e inteligencia para multi-dominio. Para ello, colabora con organismos como la OTAN, la Agencia Espacial Europea (ESA) o el Ministerio de Defensa de Ucrania. Sus sistemas se integran directamente en la infraestructura de comunicaciones —entre la antena terrestre y el receptor satelital— sin interrumpir el servicio.
En un contexto de rearme global inédito desde la Guerra Fría, el Ministerio de Defensa español mantiene contactos con varias de estas compañías para incorporar sus soluciones a las capacidades operativas nacionales. Las guerras actuales ya no se limitan al combate en tierra, mar o aire: también se libran en el espacio, el ciberespacio y el espectro electromagnético. Ejemplos recientes como la invasión rusa de Ucrania o las tensiones en Oriente Medio han evidenciado que la protección de las comunicaciones frente a la interferencia es un factor crítico para el éxito en operaciones militares.
Esta situación obliga a replantear las prioridades de inversión en defensa, con estimaciones que apuntan a un gasto del 5 % del PIB, y con la petición desde el sector industrial de destinar al menos un 25 % de ese presupuesto a la adquisición de capacidades reales de combate, y no únicamente a estructura o personal.
Interferencias intencionadas, accidentales y previsibles
Las interferencias en el espectro electromagnético representan una amenaza silenciosa pero decisiva. Pueden bloquear enlaces de comunicación, desactivar radares, saturar frecuencias o comprometer sistemas de navegación, afectando de forma directa la capacidad de mando y control.
No todas las amenazas tienen origen hostil. También se producen de manera accidental por fallos técnicos, errores humanos, redes móviles no autorizadas o emisiones no coordinadas de satélites comerciales. Otras, más previsibles, derivan de proximidad entre canales o de asignaciones incorrectas de frecuencia.
Junto a la defensa, España cuenta con capacidades ofensivas en este campo, con herramientas capaces de generar interferencias tácticas para degradar o inutilizar los sistemas enemigos. Este tipo de acciones alteran el dominio electromagnético del adversario y se integran en una estrategia de superioridad en el espectro, esencial en escenarios operativos avanzados.
Así lo subraya el consejero delegado de Integrasys, Álvaro Sánchez: “La habilidad para identificar, analizar y contrarrestar de inmediato las amenazas en el espectro asegura que las fuerzas mantengan el control, coordinen sus acciones y ejecuten sus decisiones sin que el enemigo pueda interrumpir sus comunicaciones. Sin estas capacidades, las unidades quedarían expuestas a la desorganización y a la pérdida de ventaja en momentos clave”.