Por primera vez desde el inicio de la guerra en Ucrania, Europa ha superado a Estados Unidos como principal fuente de armamento entregado a Kiev, según un informe del Kiel Institute for the World Economy, considerado el principal centro de investigación en Alemania sobre temas de globalización. Desde 2022 hasta junio de 2025, el continente europeo ha destinado un total de 35.100 millones de euros en adquisiciones de defensa, 4.400 millones más que los suministrados por Washington.
Un cambio de tendencia
Europa ya no se apoya mayormente en reservas almacenadas: una parte significativa del armamento ahora se adquiere directamente mediante contratos con industrias nacionales, tanto europeas como ucranianas. Solo en mayo y junio de 2025, al menos 4.600 millones de euros del total militar europeo fueron canalizados por este medio.
Además de los contratos industriales, el financiamiento adicional ha encontrado respaldo en el mecanismo de préstamos ERA (Extraordinary Revenue Acceleration), aprobado por el G7 y la Comisión Europea. Este instrumento ya ha desembolsado 2.000 millones de euros en ese periodo, con Noruega y Canadá aportando cerca de 1.500 millones y Japón unos 2.800 millones, como parte de la ayuda financiera global.
Contribuciones clave
Alemania lidera el bloque europeo en términos de apoyo militar, con un paquete de ayuda valorado en 5.000 millones de euros, la cifra bilateral más elevada registrada. Le siguen Noruega (1.500 millones) y Bélgica (1.200 millones). Países como los Países Bajos, Reino Unido y Dinamarca han aportado entre 500 y 600 millones de euros cada uno en el mismo periodo.
Al mismo tiempo, los fondos estadounidenses a Ucrania se redujeron drásticamente, limitándose a ventas financiadas por Kiev, sin apoyo directo del presupuesto federal. Esto confirma una tendencia observada desde el regreso de Donald Trump al poder, que ha paralizado nuevas entregas militares estadounidenses.
Industria europea al alza… pero con limitaciones
El crecimiento del respaldo militar europeo está vinculado a una expansión sin precedentes de la industria armamentística en el continente. La construcción de fábricas se ha triplicado, con más de 7 millones de m² destinados a nuevas instalaciones, especialmente en producción de munición y misiles. Programas comunitarios respaldan estos desarrollos.
Sin embargo, persisten desafíos. Europa invierte unos 13.000 millones de euros anuales en defensa, cifra modesta comparada con los 145.000 millones de dólares de Estados Unidos, que dedica un alto porcentaje a investigación y desarrollo. Por ahora, las fuerzas más avanzadas de armamento como Himars, Patriot o sistemas de largo alcance siguen siendo en gran parte suministradas por Washington, incluyendo su apoyo en inteligencia y comunicaciones satelitales.
Reforma estratégica europea
Este avance en suministro militar subraya la importancia del plan Readiness 2030, que busca movilizar hasta 800.000 millones de euros para reforzar la defensa europea. El objetivo es reducir la dependencia estadounidense y consolidar un sistema autónomo de defensa continental.
Si bien se trata de un hito, expertos advierten que Europa aún depende parcialmente del respaldo estadounidense, especialmente en capacidades tecnológicas críticas. Mantener el esfuerzo industrial es vital, así como impulsar la colaboración internacional, incluso con Ucrania y Estados Unidos, para asegurar suministro continuo y evitar interrupciones.