Qué es la Guardia Nacional de Estados Unidos y de quién depende este cuerpo más antiguo que el propio país
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Qué es la Guardia Nacional de Estados Unidos y de quién depende este cuerpo más antiguo que el propio país

Presente en todos los estados, tiene un carácter dual, pues está bajo el mandato de los propios estados y del Gobierno federal
Miembros de la Guardia Nacional de Estados Unidos se entrenan en técnicas antidisturbios
Miembros de la Guardia Nacional de Estados Unidos entrenan en la técnicas antidisturbios. Firma: National Guard
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Información política y parlamentaria

La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de enviar a la Guardia Nacional a la ciudad de Washington para luchar contra la delincuencia, aun en contra de su propia alcaldesa, del Partido Demócrata, ha puesto en la picota a este histórico cuerpo tan arraigado en el país norteamericano y, al tiempo, tan extraño a ojos de los europeos.

Porque, ¿qué es la Guardia Nacional de Estados Unidos?, ¿forma parte de las Fuerzas Armadas, son militares, son policías?

Pues, en realidad, estamos ante una institución única en todos los aspectos y que ocupa un lugar central en la historia y seguridad del país, actuando tanto como fuerza militar de reserva como componente esencial para operaciones civiles y emergencias. Su largo recorrido, estructura, distribución y rol estratégico la convierten en un pilar fundamental para interpretar la defensa y el orden público norteamericano, cuyos orígenes son anteriores a la propia fundación de Estados Unidos.

Su creación, anterior a la propia fundación del país

Y es que la historia de la Guardia Nacional empieza mucho antes de la independencia estadounidense. En 1636, el Gobierno colonial inglés instauró en Massachusetts la primera milicia organizada como respuesta a las amenazas indígenas y la necesidad de defensa local. 

Fue el 13 de diciembre de ese año en una fecha que aun hoy es celebrada como “el cumpleaños de la Guardia Nacional”. Con base en una orden de la Corte General de la Colonia de la Bahía de Massachusetts, la milicia se organizó en tres regimientos permanentes. Hoy, los descendientes de estos primeros regimientos —el 181.º de Infantería, el 182.º de Infantería, el 101.º de Artillería de Campaña y el 101.º Batallón de Ingenieros de la Guardia Nacional del Ejército de Massachusetts— comparten la distinción de ser las unidades más antiguas del ejército de los Estados Unidos. 

Este germen marcó el inicio de una tradición de milicias ciudadanas que, tras evolucionar notablemente a lo largo de los siglos, daría lugar al sistema actual. 

Ley de Milicias

La Ley de Milicias del 8 de mayo de 1792 permitió que las unidades de milicias organizadas antes de esa fecha conservaran sus privilegios consuetudinarios. Esta disposición de la Ley de Milicias fue perpetuada por la Ley de Milicias de 1903, la Ley de Defensa Nacional de 1916 y leyes posteriores.

Así, poco a poco, la Guardia Nacional empezó a ganar terreno en 1824, cuando unidades del estado de Nueva York adoptaron públicamente ese nombre en homenaje a la Guardia Nacional francesa y al Marqués de Lafayette. No sería hasta 1903, bajo la Ley de Milicia (Militia Act), cuando se formalizó el nombre y el papel nacional de estos cuerpos estatales. Desde 1933, la Guardia Nacional se constituye oficialmente como milicia de reserva bajo control estatal y federal, asegurando flexibilidad ante todo tipo de crisis y ampliando sus funciones tanto en el ámbito doméstico como internacional.

Doble dependencia federal y estatal

La esencia de la Guardia Nacional radica precisamente en su doble dependencia: cada uno de los 50 estados, el Distrito de Columbia y tres territorios estadounidenses —Puerto Rico, Guam e Islas Vírgenes— cuenta con su propia Guardia Nacional, pero todas están sujetas tanto a la autoridad de los gobernadores locales como a la del presidente de Estados Unidos, a excepción de Washington DC que no tiene gobernador. 

El gobernador puede activar sus fuerzas para responder a desastres naturales, disturbios civiles o emergencias regionales, mientras que el presidente puede movilizarlas en situaciones excepcionales, conflictos, operaciones federales y misiones internacionales, incluso si no cuenta con apoyo estatal. Esta estructura de mando compartido está recogida en la Constitución estadounidense y se traduce en la existencia de 54 organizaciones independientes pero enlazadas, conformando una red versátil y cohesionada a nivel nacional.

En el caso de Washington DC, la capital de Estados Unidos es única en muchos aspectos, y en especial en el administrativo, político y legal: a diferencia del resto de estados, carece de representante con voto en el Congreso, no puede elaborar su propio presupuesto ni aprobar leyes locales de forma autónona. Por todo ello, el presidente Donald Trump ha podido asumir más fácilmente el control de la lucha contra la delincuencia en la ciudad.

La misión principal de la Guardia Nacional es actuar como fuerza de reserva militar del Ejército de Tierra (Army National Guard) y de la Fuerza Aérea (Air National Guard), y asumir tareas de Policía Militar y protección civil cuando es necesario. En los últimos cien años, ha desempeñado un papel crucial en algunos de los momentos más delicados de la historia reciente estadounidense: interviniendo en las luchas por los derechos civiles de los años 50 y 60, enfrentando disturbios masivos, catástrofes naturales (huracanes, incendios e inundaciones), epidemias y, por supuesto, en despliegues militares internacionales, desde Vietnam hasta Irak y Afganistán sin olvidar su papel durante la catástrofe provocado por el huracán Katrina en la ciudad de Nueva Orleans.

Carácter voluntario

El perfil humano de la Guardia Nacional es singular: la mayoría de sus integrantes tienen un empleo civil y prestan servicio a tiempo parcial, lo que los vincula fuertemente con sus comunidades de origen. Este carácter ciudadano-soldado otorga legitimidad y arraigo social a la institución, diferenciándola de las fuerzas regulares. Además, la Guardia Nacional cuenta con personal profesional en régimen de tiempo completo (Active Guard/Reserve), que mantienen el funcionamiento logístico y administrativo, asegurando la preparación constante de los efectivos a tiempo parcial. 

En tiempos de paz, la Guardia Nacional realiza entrenamientos o ejercicios militares un fin de semana al mes y dos semanas al año.

La suma total de personal supera los 430.000 integrantes, repartidos entre soldados y aviadores que aportan flexibilidad y rapidez de respuesta. En los territorios, como Puerto Rico, la Guardia Nacional suma también una relevancia histórica y social especial, siendo a menudo el principal organismo para la atención de emergencias y catástrofes naturales.

En cuanto a estructura y medios, la Guardia Nacional está dividida en dos ramas principales: la Army National Guard y la Air National Guard. Cada estado y territorio alberga al menos una unidad de ambas ramas, organizadas en regimientos, brigadas, bases aéreas y centros logísticos de aprestamiento. Los medios técnicos incluyen miles de vehículos militares, blindados ligeros y pesados, helicópteros de diferentes tipos, aviones de transporte y combate, y equipos especializados para defensa química, biológica y nuclear, así como para tareas médicas, ingeniería y comunicaciones. Esta diversidad permite a la Guardia operar tanto en escenarios civiles (como reparto de alimentos, construcciones de emergencia o rescate) como en operaciones militares convencionales y de apoyo logístico avanzado.

Estructura

El despliegue de la Guardia Nacional está geográficamente vertebrado en todo el país, lo que le permite actuar rápidamente en cualquier región. Tanto los regimientos de Army como las alas de Air National Guard mantienen bases en cada estado, facilitando no solo la defensa territorial, sino también la integración en programas de respuesta rápida nacionales y alianzas internacionales. El dispositivo se complementa con centros de formación, instalaciones de entrenamiento y almacenes estratégicos para material y equipos.

En su función operativa, la Guardia Nacional ha exhibido una capacidad de adaptación remarcable. Durante las operaciones de emergencia interior, sus integrantes se convierten en la primera línea de respuesta ante huracanes, incendios forestales, terremotos o epidemias —su presencia fue clave durante la crisis sanitaria del COVID-19 y en las vacunaciones masivas—. También interviene en el control de fronteras, seguridad de infraestructuras críticas, apoyo a las fuerzas de orden público y protección de eventos especiales. En función federal, sus tropas son desplegadas fuera de territorio nacional como refuerzo en operaciones militares, tareas de estabilización y misiones de paz, bajo mando del Departamento de Defensa, agregándose a las fuerzas regulares en escenarios de alto riesgo.

De quién depende

Respecto a la dependencia institucional, la Guardia Nacional está integrada orgánicamente en el Departamento de Defensa de Estados Unidos, pero bajo la supervisión directa del gobernador cuando se trata de misiones estatales y del presidente para tareas federales. El jefe de la Oficina de la Guardia Nacional, que es un general de cuatro estrellas, reporta tanto al Pentágono como a los estados y es el encargado de coordinar la integración operativa y administrativa entre todas las organizaciones estatales y federales.

Otros datos muestran su importancia creciente: desde su formalización como fuerza clave en la defensa nacional en la primera mitad del siglo XX, la Guardia Nacional se ha convertido en eje recurrente para resolver crisis domésticas que requieren alta capacidad logística y humana. Sus efectivos participaron activamente en la respuesta al huracán Katrina, los disturbios de Los Ángeles de 1992, la guerra contra el terrorismo y las operaciones de rescate en el 11-S. El prestigio de la institución también se refleja en su elevada aceptación pública, siendo considerada por muchos ciudadanos el principal garante de la seguridad civil ante desastres naturales y emergencias.



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