(Infodefensa.com) Alfredo Florensa, Madrid.- Durante la pasada madrugada fallecía a los 81 años en Alcobendas (Madrid), tras una breve crisis cardiaca y sin sufrimiento, Félix Ignacio Alonso-Majagranzas y Acha, quien fuera una de las personas más activas, representativas, entrañables y discretas del sector de Defensa en España durante varias décadas.
Ante todo Ingeniero Naval, pertenecía a la promoción de 1959 de la Escuela Técnica Superior de la Universidad Politécnica de Madrid, donde luego, ya doctor, ganó por oposición en enero de 1988 la cátedra de Buques de Guerra del Departamento de Construcciones Navales.
Su actividad académica, tanto en la UPM como en otras muchas universidades, así como la de conferenciante y autor de muy diversos documentos relacionados con los grandes programas navales, sería intensa y de referencia durante muchos años.
Entre los variados cargos y labores que desempeñaría durante su vida, Felix Alonso-Majagranzas, sería evocado especialmente y gustaba de recordarse a sí mismo, como presidente de la Empresa Nacional Bazán de Construcciones Navales Militares, a donde llegó desde la dirección de una de las divisiones del INI.
Nombrado en julio de 1978, su presidencia se prolongó hasta el último día de abril de 1985.
Casi siete años en los que, como él enfatizaba, tomo forma el gran cambio de la Bazan en el que la empresa pasó de ser un mero chapista a ser un auténtico integrador de sistemas navales completos y que, además, exportaba.
Alonso-Majagranzas siempre recordaba con especial cariño de sus días al frente del gran astillero español, los complejísimos inicios y desarrollo del programa del portaaeronaves Príncipe de Asturias.
De su mano fueron también los años del comienzo del sistemismo en la FABA con aquellos primeros escarceos de sistema de combate propio en un patrullero fondeado en La Carraca.
O los años del inicio de algo, no por aparentemente anecdótico, menos importante como la aparición de la colección de libros Bazán, que Alonso-Majagranzas presentaba orgulloso en el épico primer título donde Gabarrús contaba la historia del astillero.
Nacido en Madrid, el 21 de mayo de 1932, Felix Alonso- Majagranzas gustaba también de recodar sus primeros años profesionales en Francia, donde trabajaba para el Bureau Veritas y donde recién casados, su esposa y él no dejaron de pasarlas moradas para sacar adelante una familia que rápidamente creció y que siempre ha permanecido ejemplarmente unida.
Ya en España, unos años después asumiría la dirección de ANFAC, la Asociación de Fabricantes de Automóviles. Allí, según comentaba también, aprendería sobre todo la dinámica asociativa. Una experiencia que le fue fundamental en otro cargo posterior por el que será especialmente recordado.
Nada más salir de Bazán en abril del 85, Felix Alonso-Majagranzas asumió, desde su experiencia, la dirección de AFARMADE, la Asociación de Fabricantes de Armamento y Material para la Defensa de España que muy poco antes, en febrero, había sido creada.
Durante los largos años de su dirección, hasta 2003, y aún luego puesto que aún fue asesor de la asociación algún tiempo más, Félix Alonso-Majagranzas no sólo materializó y marco el ritmo de AFARMADE, sino que también fue el representante por antonomasia del sector en muchas ocasiones, donde en no pocos casos se gano a pulso su fama de discreto y caballeroso.
Con ese señorío de los ingenieros navales, Alonso-Majagranzas no dejaba sin embargo nunca de aconsejar o de contestar las preguntas con sumo interés cuando los periodistas especializados en defensa y en temas navales le consultábamos.
Sin dejar, hasta el último momento, de sacar con parsimonia y elegancia uno de esos tantos cigarrillos que al final le llevarían al desenlace, Félíx Alonso-Majagranzas era un interesante conversador en el que, ya en sus últimos años, llamaba la atención su mantenida pasión por la evolución tecnológica.
Hasta el último momento estuvo, por ejemplo, en la vanguardia informática, con un dinamismo propio de un chaval.
Queda también su imagen luciendo siempre con orgullo en la solapa la Cruz del Mérito de la Guardia Civil, que tanto apreciaba porque durante mucho tiempo fue la única española que tuvo
Es ya celebre la anécdota de lo desconsolado que, después de los muchos años en Bazán y en AFARMADE, se sentía de que nunca la hubieran dado una condecoración militar española, especialmente la del Mérito Naval.
Solo la intervención de otro caballero, el general de ejército Carlos Villar, logró enmendar esto en tiempo no muy lejanos. Pero Félix se mantuvo siempre fiel al reconocimiento que no le escatimaron los beneméritos.