Las diez noticias internacionales del año en que la guerra en Ucrania lo cambió todo
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Ucrania: lecciones aprendidas

Las diez noticias internacionales del año en que la guerra en Ucrania lo cambió todo

Las consecuencias de la ofensiva rusa sobre el país del este europeo marcan no solo el ejercicio 2022, sino que resultan trascendentales para el futuro
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El año 2022 que ahora nos deja comenzó con el mundo viendo al fin la luz tras la pandemia de coronavirus que lo revolucionó todo desde principios de 2020, también el ámbito de la defensa. Sin embargo, el gran punto de inflexión que está cambiando el panorama militar industrial internacional aún estaba por llegar. Lo hizo el 24 de febrero, tras numerosas advertencias no siempre tomadas en serio. Ese día, el del comienzo del intento de invasión rusa de Ucrania, marcó el inicio de un rosario de noticias de gran calado que, en muchos casos, nos habrían parecido inverosímiles apenas unos meses antes. Las siguiente lista de las diez informaciones clave de este año recogidas por Infodefensa.com coincide en buena medida con las más importantes.

1. Rusia comienza el ataque a Ucrania

La mañana del 24 de febrero nos despertamos con el comienzo del ataque a Ucrania por parte de Rusia del que tanto habían estado advirtiendo las agencias estadounidenses, pero que, sin embargo, muchos veían como imposible, incluidos los propios líderes ucranianos. El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció en televisión en torno a las cuatro de la mañana, hora española, el lanzamiento de una operación militar que justificó afirmando que trataba de desmilitarizar y desnazificar un país “lleno de nazis”. Esa actuación lo ha cambiado todo en el marco internacional. De ahí que sin duda esta sea la noticia más destacada del año.

2. Alemania inicia el previsible incremento del gasto militar de los países de la OTAN

La invasión rusa de Ucrania ha impulsado el crecimiento en el gasto de defensa entre los miembros de la OTAN. El pistoletazo de salida lo dio sin duda Alemania, con una sesión extraordinaria celebrada el domingo 27 de febrero, apenas tres días después del comienzo de la invasión rusa de Ucrania, en el que se anunció una partida adicional de 100.000 millones de euros para modernizar sus Fuerzas Armadas (Bundeswehr). La cifra equivale al doble de su presupuesto de defensa y salió adelante junto al compromiso de alcanzar al fin, y superar, el gasto militar del país por encima del 2% de su PIB.

Estos planes revelados por el canciller alemán, Olaf Scholz, suponen un muy notable giro a la política de defensa que mantenía hasta ese momento el país, muy receloso a invertir grandes cantidades en material militar, principalmente por el recuerdo de un pasado militarista que llevó a la Segunda Guerra Mundial.

El camino iniciado por Berlín con esta importante subida de sus gastos en defensa es el que, en general, han acabado emprendiendo los demás países de la Alianza Atlántica. En el momento de anunciarse, únicamente 11 de los 29 países de la organización dedicaban al menos el 2% de sus respectivos PIB en gasto militar, cumpliendo de esta forma lo acordado en 2014 en una cumbre de la organización con 2024 como horizonte temporal. A partir de ese momento, ante los acontecimientos que llegan de la frontera este de los países de la OTAN, el grueso de los miembros de la organización, uno tras otro, han ido revelando sus planes para alcanzar finalmente esa cuota azuzados por los acontecimientos.

3. La UE rompe con Ucrania el “tabú” de no armar a países en guerra

Otra consecuencia tan directa como inusitada de la invasión rusa de Ucrania, fue la rápida reacción de los países europeos para ponerse del lado del agredido más allá de la palabra. “Otro tabú ha caído”, anunció entonces el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, en referencia a que, hasta ese momento, “la UE no daba armas en una guerra”. El además máximo jefe de la Agencia de Defensa Europea (EDA) apuntó que tras el inicio de las hostilidades por parte de Moscú, “sí, lo estamos haciendo, porque esta guerra requiere nuestra implicación en apoyo del Ejército ucraniano”.

En los siguientes meses, la ayuda anunciada entonces del viejo continente se ha ido concretado en el suministro de material militar, incluidas armas pesadas, como piezas de artillería de 155 mm y blindados, y mucha munición, pero en aquel momento Borrell se mostró dispuesto incluso a enviar aviones de combate a Kiev.

Tras la solicitud del ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, que transmitió a Borrell que “necesitaban aviones que los ucranianos pudieran hacer volar”, el alto representante apuntó que algunos Estados miembros “tienen este tipo de aviones y les proporcionaremos otro tipo de armamento necesario para una guerra”. Finalmente esa ayuda aérea no resultó tan fácil, en gran medida por el riesgo de que una ayuda directa de este tipo pudiera producir una escalada de la tensión que pudiese arrastrar a la OTAN a un conflicto directo de consecuencias demasiado graves, principalmente por el riesgo de confrontación nuclear. En todo caso, finalmente sí se han proporcionado a Kiev al menos 18 aviones de ataque Su-25, provenientes de los arsenales de Bulgaria (14) y Macedonia (cuatro).

4. La invasión de Ucrania empuja a Finlandia a unirse a la OTAN “cuanto antes”

También ha sido, a partes iguales sorprendente y rápida, la reacción de las antiguamente neutrales Finlandia y Suecia solicitando la incorporación inmediata a la Alianza Atlántica; algo que parecía imposible apenas unas semanas antes. La invasión rusa de Ucrania llevó a los mandatarios de ambos países, respaldados por el giro de opinión de sus respectivas poblaciones que transmitían las encuestas, a romper décadas de no alineación para pedir una incorporación inmediata a la Alianza Atlántica. Hasta ese momento, el temor a molestar al vecino ruso, que en el caso de Finlandia comparte largas fronteras, les había llevado en gran medida a no aliarse con los países occidentales. Tras ese momento, un temor más acentuado a Moscú les animó precisamente a comprometerse en la defensa con los occidentales.

5 Europa prevé incrementar su gasto militar un 33% en cuatro años

La Revisión Anual Coordinada de Defensa (CARD) que informa a la Unión Europea (UE) de los avances en los proyectos de alianza militar de sus países miembros, recogió el pasado noviembre, que las partidas de defensa de esta naciones se incrementaron un 6% el año pasado, hasta alcanzar los 214.000 millones de euros. Pero sobre todo destaca su estimación de que el dato continuará creciendo hasta sumar en 2025 en torno a 70.000 millones euros más, lo que equivale a un crecimiento del 32,71% en solo tres años.

Sin embargo, pese al impulso en el incremento de los presupuesto de defensa que ha originado el conflicto en Ucrania, el trabajo “identifica un claro riesgo de gasto aislado en defensa a medio y largo plazo”. Es decir, la CARD refleja el temor a que las subidas en las partidas militares entre los países europeos no confluyan en la medida necesaria en unas inversiones más coordinadas entre todos, sino que cada uno siga haciendo sus desembolsos por su cuenta, de manera que se pierden sinergias. Se trata, advierte, de un peligro que lleva camino de acentuarse, “si los Estados miembros favorecen las adquisiciones individuales fuera de la UE en lugar de inversiones a más largo plazo”.

De momento, revela el informe, “los Estados miembros implementan sus planes en gran medida a nivel nacional, con solo el 18% de todas las inversiones en programas de defensa realizados en cooperación con otros países de la UE”. Y esto a pesar de que algunas oportunidades de colaboración identificadas en el denominado “ciclo CARD 2020” han dado lugar a proyectos de cooperación permanente estructurada (Pesco). El informe anual, desarrollado “en estrecha coordinación con el Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS) y el Estado Mayor de la UE (EUMS), incide en que los Estados miembros “buscan principalmente soluciones cooperativas para los proyectos cuando coinciden con los planes nacionales, benefician a la industria nacional o consolidan una alianza estratégica”.

6. Dassault y Airbus firman la paz y sellan la continuidad del caza FCAS

El camino se despeja al fin para el programa del avión de combate de próxima generación (NGF) con el que Francia, Alemania y España sustituirán en torno a 2040 a sus actuales cazas Rafale y Eurofighter, y que es actualmente el proyecto militar más ambicioso de los que se están realizando en Europa. La compañía Dassault Aviation, líder industrial del proyecto por parte de Francia, alcanzó al fin, ya casi a finales de año, un acuerdo industrial con Airbus, que encabeza la iniciativa por parte de Alemania, para sacarlo adelante tras 18 meses de desencuentro a cuenta, principalmente, del reparto del protagonismo en torno a la siguiente frase del programa, que contempla la puesta en el aire de un demostrador tecnológico. El desarrollo de este caza de sexta generación es el componente clave del proyecto del futuro sistema aéreo de combate (FCAS), en el que los tres países están comprometidos a partes iguales.

7. Nace el GCAP, el programa del futuro caza de Reino Unido, Japón e Italia

El programa británico de futuro sistema de combate aéreo ya ha sumado oficialmente sus fuerzas con el proyecto iniciado por Japón y con Italia. Este mismo diciembre, coincidiendo con la revitalización al fin del FCAS, su competidor directo en Europa, se ha dado el pistoletazo de salida al denominado Programa Aéreo de Combate Global (GCAP, por sus siglas en inglés), “una nueva asociación y un esfuerzo ambicioso entre el Reino Unido, Japón e Italia para ofrecer la próxima generación de aviones de combate aéreo”. Así la define la oficina del primer ministro británico, Rishi Sunak, en el comunicado con el que ha anunciado formalmente esta alianza que ya fue revelada hace unas semanas. En palabras de Sunak, el “objetivo es aprovechar la experiencia y la fuerza combinadas de las industrias de tecnología de defensa de nuestros países para ampliar los límites de lo que se ha logrado en ingeniería aeroespacial hasta la fecha”.

Tras unos meses de ciertas dilaciones, los dos proyectos de raíz europea empeñados en obtener sendos cazas de sexta generación han tomado impulso. Está por ver si finalmente, como muchos auguran, ambas iniciativas acaben fundidas en una, lo que se antoja como un paso lógico para poder competir con verdadera fuerza en el mercado del futuro y, particularmente, tras las renovadas amenazas que han surgido a consecuencia de la invasión rusa de Ucrania.

8. Cazas, blindados y buques se llevan el grueso de los primeros Fondos Europeos de Defensa

Al mismo tiempo que el informe CARD europeo alienta a los países de la UE a estrechar su colaboración en defensa y toman impulso programas tan ambiciosos como los de los aviones de combate FCAS y GCAP sin decidirse a fundirse en uno, Europa demuestra que sí es capaz de diseñar iniciativas conjuntas. La UE ha acordado este año las primeras ayudas a cargo del denominado Fondo Europeo de Defensa (FED). Se trata de la primera convocatoria de propuestas de ayuda, correspondientes a la edición 2021. En total, se han seleccionado 61 iniciativas colaborativas de investigación y desarrollo de defensa a cuya financiación Europa va a contribuir con 1.200 millones de euros en total. Los proyectos seleccionados implican a casi 700 entidades participantes, de las que el 43% son pymes.

Como apuntó la UE en el comunicado en el que anunció el resultado de esta primera convocatoria, en ella se “incluyen proyectos de capacidad de defensa de alto nivel, como la próxima generación de aviones de combate, carros de combate y buques”. En concreto, 189,9 millones de euros se destinan a iniciativas de combate aéreo; 154,7 millones a otras de combate terrestres, otros 103,5 millones a combate naval y 100 millones más a sistemas de defensa aérea y de misiles. En total suman 548,1 millones, lo que compone el grueso de los 1.200 millones contemplados en total.

9. La guerra en Ucrania acelera las ventas internacionales de cazas F-35

Mientras en Europa se trata de dar impulso a sus programas de sistemas de combate de futuro en torno a sendos aviones de combate de sexta generación, EEUU cosecha nuevos éxitos con su ya operativo caza de quinta generación F-35 JSF. El renovado interés por este aparato se produce en un contexto concreto, la guerra en Ucrania, que ha marcado un punto de inflexión en las inversiones de defensa, principalmente en Europa. Los notables incrementos en los gastos militares anunciados desde el 24 de febrero, cuando Rusia comenzó la invasión del país europeo, han ido acompañados desde entonces en algunos países clave de importantes revelaciones relacionadas con la adquisición del avión de combate de quinta generación de la estadounidense Lockheed Martin.

Alemania ya ha iniciado el proceso de compra de 35 cazas F-35, tras haber dejado atrás un largo periodo en el que el país que lidera la economía europea ni tan siquiera quería oír hablar de la posibilidad de adquirirlo. El Gobierno suizo ha rechazado finalmente que vaya a someter la compra prevista de 36 aparatos de este modelo a referéndum, como sí hizo hace unos años con el modelo Gripen seleccionado entonces, para no dilatar más la modernización de su flota. Chequia también ha autorizado este año oficialmente a su Ministerio de Defensa a negociar la compra de 24 unidades del caza. Grecia, que ya tenía previsto hacerse con este modelo, ha revelado ahora la solicitud de 20 unidades, con la posibilidad de adquirir un escuadrón adicional. Y Países Bajos ha decidido incrementar su pedido de JSF con media docena de aparatos más, con lo que llegará a tener una flota de 52 aparatos. A ellos se puede sumar Austria, España o ambas, que disputan la posibilidad de convertirse en el 12º usuario europeo del F-35.

10. Argelia dobla su gasto en defensa mientras Marruecos lo eleva un 3,6%

Como en la época de la Guerra Fría, las tensiones generadas entre los países occidentales y Rusia tienen sus réplicas en otras partes del mundo. Un entorno especialmente importante para los intereses europeos, sobre todo de España, es el norte de África. Allí Marruecos, aliado firme de EEUU, y Argelia, socio tradicional de la Unión Soviética primero y Rusia ahora, han acelerado su particular carrera de rearme, aunque con muy desigual balance. Mientras Rabat ha presentado unos presupuestos de defensa para el año 2023 de 5.200 millones de dólares, lo que equivale a un incremento del 3,6% respecto a los de este año, Argel, su principal oponente, ha optado por disparar su gasto militar previsto para 2023 un 130%, hasta sumar 22.700 millones de dólares. Se trata de más de cuatro veces el gasto planeado por su vecino, Marruecos, que en el ejercicio 2020 ya trató de acercar posiciones elevando su presupuesto militar un 30% que ahora parece escaso ante el empuje argelino.

Los planes de Rabat incluyen realizar importantes desembolsos en su defensa aérea, para lo que se va a servir en buena medida de la colaboración de la industria de Israel, país con el que hace dos años estrechó unas relaciones auspiciadas por EEUU, tras un notable distanciamiento, incluidos importantes acuerdos militares. Entre tanto, Argelia, como tradicional comprador de material ruso, incrementará previsiblemente sus compras a Moscú, si bien distintos especialistas señalan la probabilidad de que Argel pueda derivar buena parte de su notable incremento en defensa a establecer nuevos lazos con las industrias de otros países, como alternativa. 



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