Airbus se une al homenaje de despedida al 'Chicken's Butt', el C-101 'Culopollo' español, tras 40 años en activo

Este fin de semana tiene lugar en la base aérea de San Javier y en las playas del Mar Menor un festival aéreo para conmemorar los 40 años de la creación de la Patrulla Águila, cuyo primer vuelo tuvo lugar en la mencionada base murciana un 4 de julio de 1985 a bordo del C-101.

Este aniversario viene, además, acompañado de una despedida, precisamente del avión que es la actual cabalgadura de la patrulla, el C-101, “nuestro querido Culopollo”, como explica Francisco Braco, Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio. Desarrollado por la compañía española Construcciones Aeronáuticas (hoy parte de Airbus) a finales de la década de los 70, este avión ha permitido formar a todos los pilotos militares durante estos casi 40 años. 

Con este motivo, Airbus ha querido rendir un homenaje al C-101 (Chicken's Butt, como han traducido Culopollo al inglés) en su página web internacional con un reportaje que hace un recorrido por la historia del avión y relatando lo que supuso para la industria aeronáutica española y su importancia para el Ejército del Aire español.

Un capítulo clave en la historia de España

Tal y como explica el reportaje, el C-101, desarrollado por Construcciones Aeronáuticas SA (CASA), la empresa más importante en la historia de la industria aeronáutica española, representa un capítulo fundamental en la historia de lo que hoy es Airbus en España, hasta tal punto de que sería difícil entender Airbus sin CASA, al menos en nuestro país.

La idea que dio origen al desarrollo del C-101 data de principios de los años setenta. El objetivo era encontrar un aparato que sustituyese a los T-33, T-6 y HA-200 Saeta, los aviones de entrenamiento que por entonces estaban en servicio en el Ejército del Aire. 

“Con el C-101, CASA y España dieron el salto a verdadero diseñador y fabricante autónomo de aviones a reacción militares, ya que hasta entonces toda la fabricación se había centrado en modelos bajo licencia”, señala Ángel Sánchez, responsable de Patrimonio Histórico de Airbus en España. 

En su desarrollo, CASA colaboró con dos empresas míticas y cargadas de historia: Messerschmitt-Bölkow-Blohm (MBB), de Alemania, y Northrop, de Estados Unidos. El diseño del C-101 se centró en la simplicidad, la economía y la versatilidad. Su configuración modular, explica Airbus, siempre ha facilitado el mantenimiento y su adaptabilidad a los requisitos de entrenamiento. “Estos principios de colaboración internacional y modularidad que incorporó el C-101 más tarde se convirtieron en señas de identidad de los grandes consorcios aeroespaciales europeos, como Airbus”, destaca Sánchez.

Del C-101 se fabricaron en la factoría de CASA en Getafe un total de 151 unidades, de las que cuatro sirvieron de prototipos para su desarrollo, 88 fueron adquiridas por el Ejército del Aire español, y el resto se encuentra en servicio en lugares tan distantes como las Fuerzas Aéreas de Chile, Jordania, y Honduras.

Las características del C-101

En cuanto a sus características, se trata de un reactor biplaza dotado de ala baja y un único motor. Tiene una doble cabina en tándem con el asiento trasero sobreelevado, con el objetivo de optimizar al máximo su papel como avión para la instrucción en vuelo. De hecho, la práctica totalidad de los mandos están duplicados en ambas cabinas. 

Otro de sus rasgos es que cuenta con un tren de aterrizaje especialmente reforzado destinado a soportar los previsibles esfuerzos estructurales a los que los aprendices de piloto someten al avión. Pero quizás su elemento más definitorio sea su cola, más elevada de lo habitual, para evitar su daño en el caso de tomas con ángulo de ataque excesivo. Es precisamente esta cola alta, situada por encima de la tobera, el motivo por el que los pilotos españoles bautizaron al avión con el cariñoso apodo de Culopollo, apelativo que se popularizó más allá del ámbito militar y con el que se ha quedado para siempre. 

 “Yo creo que para la mayoría de nosotros Culopollo es más que una mera máquina. Todos los pilotos y mecánicos le tenemos mucho cariño, nos ha enseñado mucho. Es una suerte de leyenda”, dice Sanz. 

El lado humano de la Patrulla Águila

Pero Airbus va más allá de lo técnico en su homenaje y hace hincapié en el aspecto humano y para ello habla con el teniente Óscar Sanz, uno de los más de un millar de pilotos militares formados en este modelo. 

“El C-101 es mucho más que un avión. A excepción de las últimas dos promociones, todos los pilotos del Ejército del Aire hemos aprendido a volar en esta aeronave y ha sido la identidad de la Patrulla Águila durante cuatro décadas. Se cierra una etapa muy especial”. 

De hecho, Sanz y sus compañeros de la Patrulla Águila volarán por última vez el avión este fin de semana durante el festival Aire25. Junto a los vuelos de aviones de combate como el Eurofighter, Aire 25 marcará un hito en los anales de la aviación española con la despedida del C-101. 

El C-101 llega a su jubilación con 285.000 horas de vuelo de entrenamiento y más de 500 demostraciones en sus alas. Óscar Sanz recuerda en este reportaje sus primeros pasos en la Patrulla Águila: “Como pilotos de caza, todos tenemos experiencia en volar en formación cerrada, pero al principio no crees que lo vayas a conseguir. A mí lo que más me costó es el tonel [una rotación completa de 360 grados en el eje longitudinal del avión]. Lo repites una y otra vez… ¡hasta que lo conseguí quizá a los 300 intentos!”.  

“El C-101 tiene un motor más limitado que el de aviones de otras patrullas acrobáticas europeas, pero la falta de motor la suple con el hecho de que parece un avión nacido para enseñarte a volar y perfecto para hacerlo en formación: nosotros los pilotos decimos que es un avión muy noble”, destaca. 

En cualquier caso, añade, “sea el avión que sea, hacer una exhibición aérea siempre entraña cierto peligro: vuelas a baja cota, en formaciones cerradas con aeronaves muy próximas… Pero lo llevamos todo muy preparado y la confianza entre nosotros es total. Al acabar de volar siempre nos fundimos en un abrazo. Nos llamamos ‘Equipo’. Nos ayudamos y nos criticamos en lo que necesitamos. Somos amigos en vuelo y en tierra”.

Recuerda el piloto muchos momentos pilotando el C-101 pero le viene a la cabeza en concreto uno en el que toda su familia acudió a verle a Albacete en el aniversario del Ala 14, “o mi primera exhibición internacional en Air Power en Austria. Recuerdo mirar desde la cabina, en el aire, la cantidad de gente que estaba congregada para vernos y se me vuelve a poner la piel de gallina… Cuando vuelas no lo piensas, pero aterrizas y ves todo ese cariño, toda esa gente animándote, y sientes un tremendo orgullo de representar a tus fuerzas armadas y a tu país”.

Heredera de la Patrulla Ascua

La Patrulla Águila, heredera de la Patrulla Ascua, cuyos vuelos comenzaron en 1956 con los legendarios F-86 Sabre, se ha consolidado en estos 40 años entre las mejores del mundo en su clase, siendo una de las más demandadas en festivales nacionales e internacionales.

“A lo largo de estos años, la Patrulla Águila se ha caracterizado por la excelente preparación, seguridad y disciplina en vuelo de todos sus pilotos y mecánicos. La precisión de sus movimientos y la espectacularidad de sus maniobras, mostradas en innumerables exhibiciones en todo el mundo, son imagen y prestigio del Ejército del Aire y del Espacio y marca España”, asegura el JEMA.

Y no habrá mejor homenaje al C-101 y a la Patrulla Águila que el festival aéreo de este fin de semana en el que estarán las principales patrullas acrobáticas del mundo, como los Red Arrows del Reino Unido, la Patrouille de France y las Frecce Tricolori de Italia.