Las dudas sobre el presupuesto dejan en el aire la financiación de los programas

Hace dos semanas parecía claro que el Gobierno de Mariano Rajoy aprobaría sin contratiempos los Presupuestos Generales del Estado para 2018 con el apoyo clave del PNV, sin embargo la actual crisis política en Cataluña ha trastocado la agenda del Ejecutivo los últimos días. En estos momentos, los nacionalistas vascos no garantizan su respaldo a las cuentas públicas ante el inminente referéndum del 1-O y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ya ha confirmado que el anteproyecto no llegará al Congreso de los Diputados hasta contar con los votos necesarios para sacarlo adelante. Para el sector de la defensa, Fuerzas Armadas e industria, este retraso deja en el aire por el momento la financiación necesaria para la puesta en marcha de nuevos programas de modernización.

El Gobierno espera ahora recabar los apoyos necesarios a lo largo del mes de octubre para presentar los presupuestos a primeros de noviembre y cerrar toda la tramitación antes del 31 de diciembre. Pero si finalmente estos plazos no se cumplen tendrá que prorrogar las cuentas de 2017, lo que garantiza el pago de los gastos corrientes, pero no activa las nuevas inversiones.

Ante este escenario, la falta de financiación podría afectar en el corto plazo a dos programas ya avanzados de la Armada, prácticamente pendientes de la orden de ejecución: el submarino S-80 y la fragata F-110. En el caso del submarino, Defensa y Navantia negocian desde hace meses un aumento del techo del programa para construir la serie de cuatro submarinos, una vez superada la revisión de diseño de la primera unidad; mientras que en el caso de la futura fragata de la fuerza naval las previsiones indican que la orden de ejecución llegará a primeros de 2018.

El VCR 8x8 del Ejército de Tierra es el otro programa en marcha en estos momentos, si bien como explicó el jefe del programa, el coronel Hoyos, en una entrevista a Infodefensa.com todavía está en una fase temprana. Este periódico se ha puesto en contacto con Defensa y Tedae, como principal asociación de la industria del sector, para conocer su opinión sobre las repercusiones que tendría una prórroga de los presupuestos para la modernización de las Fuerzas Armadas, pero ambos han preferido no pronunciarse al respecto.

Aunque el departamento dirigido por María Dolores de Cospedal no ha dado demasiadas pistas sobre las líneas generales de su partida presupuestaria de cara al próximo año, la ministra se ha comprometido en varias ocasiones, la última durante su reciente visita a Estados Unidos, a aumentar la inversión en defensa, en consonancia con los esfuerzos que realizan la mayoría de los países OTAN para alcanzar el 2% del PIB de gasto en defensa.

Una prórroga de los presupuestos afectaría también a los Programas Especiales de Armamento (PEA), dejando al Gobierno con poco margen para incluir el pago correspondiente a 2018. En 2017, por primera vez, el ministerio incluyó esta partida dentro de sus cuentas globales y abandonó el método del decreto ley para el desembolso de las cantidades pendientes de pago a industria por los proyectos de modernización de las dos últimas décadas.

Junto con los programas de la F-110, el submarino S-80 y el VCR 8X8, los Ejércitos esperan desde hace algunos años la llegada de la financiación para activar otros proyectos igualmente importantes como la modernización de los helicópteros Chinook, en Tierra; la adquisición de tanqueros MRTT y aviones entrenadores, estos últimos para sustituir a los C-101, en el Ejército del Aire; o la compra de un nuevo lote de helicópteros SH-60F a la espera del NH90 naval, en la Armada.