El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha propuesto formalmente este jueves que los líderes de la Alianza Atlántica acuerden en la próxima cumbre de junio aumentar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB, una cifra destinada a cubrir el coste de las nuevas capacidades militares pactadas por los ministros de Defensa. La propuesta de Rutte incluye además un compromiso adicional: que los Estados miembros presenten planes de incremento anuales que garanticen un avance sostenido hacia este nuevo objetivo presupuestario.
La propuesta del ex primer ministro neerlandés se divide en dos grandes bloques: un 3,5 % del PIB que se dedicaría a gastos estrictamente militares, y un 1,5 % adicional vinculado a inversiones en defensa y seguridad como infraestructuras estratégicas o industria. “Voy a proponer un plan de inversión global que totalizará un 5 % del PIB en inversión en defensa: un 3,5 % del PIB para gastos puros de defensa sobre la base de los costes globales para alcanzar los nuevos objetivos de capacidad que los ministros acaban de acordar, y un 1,5 % del PIB anual en inversiones relacionadas con la defensa y la seguridad”, explicó Rutte en una rueda de prensa al término del encuentro de ministros de Defensa de la OTAN.
El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, fue contundente a su llegada a la sede de la OTAN: “Cada país tiene que contribuir a ese nivel del 5% como reconocimiento de la naturaleza de la amenaza”. Hegseth señaló que su presencia en Bruselas tiene como objetivo asegurar que todos los aliados entienden la necesidad de incrementar el esfuerzo común. Subrayó, además, que la disuasión se basa en el “poder duro” y que “no puede fundamentarse sólo en las capacidades de Estados Unidos”.
En este contexto, los ministros de Defensa aprobarán en esta reunión los objetivos de capacidades que la OTAN necesitará en los próximos años. Este paso es fundamental, ya que servirá de base para fijar en la cumbre de La Haya del 24 y 25 de junio una nueva meta de gasto militar, en sustitución del 2% del PIB acordado en Gales en 2014.
“Planes concretos, presupuestos, calendarios e hitos”
Hegseth reiteró que Washington continuará insistiendo en la necesidad de que todos los aliados presenten “planes concretos, presupuestos, calendarios e hitos” para alcanzar el objetivo del 5%. Esta cifra incluye, según la propuesta del secretario general Mark Rutte, un 3,5% para gasto militar puro y un 1,5% para capacidades relacionadas, como infraestructura o ciberdefensa.
El secretario general subrayó que la cifra del 3,5 % “está realmente enraizada en un proceso que ha llevado cuatro años para completar el próximo proceso de planificación de la defensa”. Esta parte de la inversión se considera imprescindible para implementar los nuevos objetivos de capacidad que la OTAN ha definido para todos los países miembros, incluyendo a Estados Unidos.
Compromisos anuales
Rutte no precisó un horizonte temporal concreto para alcanzar el nuevo umbral del 5 %, aunque anteriormente había sugerido de forma informal el año 2032 como posible meta. En contraste con la estrategia adoptada en 2014, cuando la Alianza fijó una década para que los aliados alcanzaran el 2 % del PIB, el nuevo planteamiento busca un compromiso más inmediato y medible. “Se buscará que los países se comprometan con planes anuales que muestren el aumento cada año, para asegurarse de alcanzar el nuevo objetivo del 5 % en última instancia”, señaló.
Durante la reunión ministerial, los titulares de Defensa también aprobaron una nueva serie de objetivos de capacidades militares destinados a garantizar la eficacia de la disuasión y defensa de la OTAN en el entorno euroatlántico. Rutte enumeró entre ellos los misiles de largo alcance, sistemas avanzados de mando y control, y el refuerzo de la formación en maniobras terrestres. “En todas estas áreas necesitamos inversiones considerables. Esto es cierto para todos los aliados, desde Grecia, Portugal y España, hasta los bálticos, Finlandia y, por supuesto, Canadá y Estados Unidos”, recalcó.
El secretario general hizo también un llamamiento a los líderes políticos de cada país miembro para que asuman la responsabilidad de trasladar estos compromisos a sus respectivas opiniones públicas. “Esto es lo que hacen los líderes, para eso están los políticos, para presentar los hechos a su pueblo y decir: ‘Eh, tenemos sociedades ricas, podemos hacer esto. Pero si no actuamos ahora, en los próximos tres años estamos bien, pero tenemos que empezar ahora, porque de lo contrario, dentro de tres, cuatro o cinco años, estaremos realmente bajo amenaza’”, resumió. “No es inviable; es mucho dinero, pero lo podemos hacer”, concluyó.
Por su parte, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, respaldó la propuesta de Rutte, asegurando que ve posible alcanzar un consenso sobre el nuevo objetivo del 5 %, aunque reconoció que “hay unos pocos países que todavía no están ahí”. A su juicio, el contexto actual exige esta ambición presupuestaria. “El 5 % en gasto en defensa cuando consideras las amenazas que afrontamos, la urgencia en el mundo, es crítico”, sentenció el jefe del Pentágono.
La ministra española de Defensa, Margarita Robles, manifestó durante la reunión que España es actualmente capaz de cumplir con los nuevos objetivos de capacidades militares con un gasto del 2 % del PIB. Sin embargo, Robles no descartó que, de ser necesario, España incremente su presupuesto. “Evidentemente, si fuera necesario incrementar el porcentaje de gasto militar para cumplir con los objetivos, se incrementaría”, afirmó, añadiendo que la postura española es compartida por otros países de la Alianza. En cualquier caso, aclaró que España no vetará la propuesta de gasto planteada para la cumbre de La Haya.
Suecia, Lituania o Estonia defienden el 5% en cinco años
Frente a la prudencia expresada por algunos Estados miembros, otros como Suecia, Lituania y Estonia han defendido incluso que el objetivo del 5 % se alcance en un plazo máximo de cinco años. La divergencia de enfoques marcará previsiblemente las negociaciones de cara a la cumbre de líderes prevista para el 24 y 25 de junio.
La posición estadounidense se alinea claramente con las exigencias del presidente Donald Trump, quien ha reiterado que el cumplimiento de los compromisos comunes en materia de defensa es innegociable. Fuentes de la Casa Blanca han advertido que los aliados que no se alineen podrían afrontar consecuencias, como la imposición de nuevos aranceles. La Administración estadounidense ha subordinado su diplomacia comercial a los objetivos de seguridad, y Trump pretende trasladar esa presión directamente a los mandatarios europeos durante su participación en la cumbre de La Haya.
Equilibrar esfuerzos
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha trabajado para acercar posiciones entre aliados. Ha propuesto desglosar la cifra del 5% para 2032 y señaló que alcanzar ese objetivo permitiría equilibrar el esfuerzo entre Estados Unidos, Canadá y los miembros europeos. Pese a las divergencias, Rutte se mostró confiado en que se logrará un acuerdo en la cumbre de La Haya: “Estoy realmente, absolutamente, positivamente convencido de que en la cumbre llegaremos a un acuerdo respecto a este aumento en el gasto en defensa”.
No obstante, diplomáticos presentes en la sede de la OTAN señalan que la resistencia de algunos países sigue siendo significativa. España se perfila como el principal reticente, a pesar de que su compromiso es alcanzar el 2% del PIB este mismo año. Otros aliados proponen una senda de crecimiento progresivo, con aumentos anuales de 0,2 puntos porcentuales, lo que permitiría un margen mayor para el ajuste presupuestario.
El embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matthew Whitaker, ha insistido en que Washington quiere ver resultados claros. “Queremos ver planes, presupuestos, plazos, resultados”, afirmó, al tiempo que destacó que la Alianza debe cerrar las brechas actuales en capacidades.
Por su parte, el ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, advirtió que alcanzar este nuevo objetivo implicaría un esfuerzo adicional en personal militar. Estimó que Alemania necesitará entre 50.000 y 60.000 soldados más, cifra que subraya el impacto estructural que conllevará este nuevo esfuerzo presupuestario.
Medidas comerciales contra los socios que no cumplan
La presión estadounidense no se limita al plano militar. En la reunión prevista este jueves con el canciller alemán Friedrich Merz, el presidente Trump tiene previsto reiterar que los aliados que incumplan los compromisos podrán afrontar medidas comerciales punitivas. “El presidente ha sido muy claro: incumplir los compromisos comunes en materia de defensa colectiva conlleva consecuencias”, señalaron fuentes de la Casa Blanca.
El debate sobre el gasto militar se produce además en un contexto geopolítico sensible. La Alianza también debe decidir cómo posicionarse frente a la guerra en Ucrania. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha trastocado la estrategia occidental. En una señal significativa, Hegseth no asistó el miércoles a una reunión en Bruselas de los países que apoyan a Kiev, lo que ha sido interpretado por algunos aliados europeos como un distanciamiento.
Los socios europeos presionan para que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asista a la cumbre de La Haya como gesto de respaldo, pero hasta ahora la OTAN solo ha confirmado que Ucrania estará representada, sin confirmar la presencia de su jefe de Estado.
"Los aliados de la OTAN deben adelantarse a Rusia"
Este contexto aumenta la complejidad de la negociación sobre el 5%, ya que el objetivo de gasto se vincula directamente con la respuesta de la Alianza ante amenazas como Rusia. Hegseth fue claro al respecto: “Ya estamos viendo cómo el Kremlin apunta a la reconstrucción de su ejército. Los aliados de la OTAN deben adelantarse a Rusia. No tenemos otra opción”.