Por segunda vez en apenas un mes, una delegación de Polonia ha visitado el programa de los submarinos S-80 de Navantia, con epicentro en la dársena de la compañía pública en Cartagena. La comitiva ha estado encabezada por el viceministro polaco de Defensa Nacional, Pawel Bejda, que ha tenido la oportunidad de conocer la construcción de los buques para la Armada, un modelo, destaca Navantia, "que se adapta bien a las necesidades" de la Marina del país centroeuropeo.
La visita se produce después de que a mediados de junio representantes de la empresa polaca PGZ recorrieran estas mismas instalaciones y exploraran posibles fórmulas de colaboración en un futuro programa de submarinos con Navantia.
Bejda ha comprobado de primera mano las capacidades actuales de Navantia en construcción de sus submarinos, la experiencia de la firma española en transferencia de tecnología y en la creación de un ecosistema industrial para establecer capacidades locales de mantenimiento de submarinos, así como la propuesta de Navantia a largo plazo para cooperar y mejorar la Marina polaca.
El representante del Gobierno polaco pasó también por la Nave de Armamento para ver el estado de construcción de los submarinos S-82, S-83 y S-84, e incluso subió a bordo del submarino Isaac Peral, que actualmente se encuentra en mantenimiento programado. La segunda unidad de la serie será puesta a flote después del verano.
Navantia ha remarcado durante la visita la voluntad de trabajar con la Marina Polaca. "Hemos desarrollado un modelo de mantenimiento eficaz con la Armada española que asegura la operatividad de los submarinos a lo largo de todo su ciclo de vida, y lo replicaremos en Polonia, adaptándolo a las necesidades de la Armada polaca", ha señalado Alfonso Valea González, director comercial de Navantia.
Programa de submarinos de Polonia
Polonia relanzó en 2023 el programa Orka para adquirir tres o cuatro submarinos convencionales de última generación. Su objetivo es reemplazar al veterano ORP Orzeł, de origen soviético, y renovar por completo las capacidades submarinas tras la retirada de los antiguos submarinos de la clase Kobben. Esta adquisición se enmarca en los planes plurianuales de modernización de las Fuerzas Armadas de Polonia y responde al nuevo entorno de seguridad en el mar Báltico, particularmente tras la invasión rusa de Ucrania.
El país centroeuropeo busca un sistema diésel-eléctrico dotado de propulsión independiente del aire (AIP), con autonomía sumergida superior a 30 días, profundidad operativa mayor de 200 metros, y capacidad para operar en condiciones de alta amenaza en entornos litorales. Los submarinos deben estar equipados con sistemas modernos de combate, enlaces de datos interoperables con la OTAN, y la posibilidad de integrar misiles de crucero, torpedos pesados, minas y sistemas para el despliegue de fuerzas especiales. Además, deben contar con capacidades de contramedidas anti-torpedo, vehículos no tripulados, y ser compatibles con plataformas de rescate.
Uno de los aspectos clave del programa es la exigencia de transferencia tecnológica y producción local. Polonia no solo busca adquirir submarinos, sino también desarrollar capacidades industriales propias en el ámbito de mantenimiento, reparación, modernización y apoyo logístico a largo plazo.
Además de Navantia, entre los candidatos está la opción surcoreana, representada por el astillero Hanwha Ocean, que ofrece el submarino KSS-III; el Type 212CD de la empresa alemana ThyssenKrupp Marine Systems, que ha sido diseñado específicamente para operaciones en el Báltico o el sueco de Saab Kockums denominado A26 Blekinge, también optimizado para aguas litorales. La francesa Naval Group ha presentado una variante del Scorpène, con capacidad de lanzamiento de misiles de crucero.